miércoles, febrero 23, 2005

Cabrera Infante todas las noches

23-02-05:

Cabrera Infante todas las noches. “Un(a) cubalibre hoy por Cabrera Infante difunto”. Eso dice el mensaje que ayer envió Leonardo Ruiz a mi teléfono celular. Recuerdo que en los últimos setenta hacíamos bromas José Antonio y yo con el parecido físico que entonces le encontrábamos a Leonardo con Cabrera Infante, parecido que Leonardo remarcaba con unos lentes redondos. Ejercíamos, además, una suerte de “cabrerainfantismo” doméstico, mediante abundantes juegos de palabras, tanto en el diálogo cotidiano como en los intentos de escritura. Dominados por un ánimo paródico, teníamos Cabrera Infante todas las noches y todos los días.

Sábana para un elefante difunto.

Sabana para un gigante errabundo.

Habano para un fumante conjunto.

¿Lavanda para un infame? Pregunto.

La banda para un infantil contrapunto.


La vana pare un infante cejijunto.

Labana para un infamante asunto.

Lava Ana para su infante difuso.

Nos aburríamos haciendo esas variantes y éramos los tres tristes tigres más alegres de Barquisimeto y sus alrededores.

domingo, febrero 20, 2005

Rocamadour y el tiempo

20-02-05:

Domingo. ¿El tiempo? El tiempo pasa.

Hay una cosa que se llama tiempo, Rocamadour, es como un bicho que anda y anda”. Así lo definió la Maga.

Palabra de Dios.

jueves, febrero 17, 2005

El coño soy yo

Dicen que Courbet exclamó flaubertianamente "El coño soy yo" cuando le preguntaron a quién pertenecía el tupido pubis de su famoso cuadro. En un post de Isla de Robinson se habla hoy de El origen de la vida de Gustave Courbet www.isladerobinson.blogspot.com . Mi admirado comunero impacta a todos los que se acercan a la sala 7 del Museo de Orsay. Y no es para menos.

miércoles, febrero 16, 2005

Azul índigo en los Elíseos

16-02-05:

Una señora mayor vestida toda de azul índigo (abrigo, sombrero y zapatos) camina por los Campos Elíseos la tarde del sábado 12 de febrero. Pasea su elegancia y su gusto insobornable por la vida. Nos quedamos viéndola un rato, contemplando cómo se distingue, impecable, entre la muchedumbre. Por fin se nos pierde, pero nos deja la imagen de una estética antigua que seguirá sobreviviendo a todos los desastres.