jueves, diciembre 27, 2007

Una buena repregunta referida por Hiriart

"Mira Dódolo, hay que saber formular preguntas. Escucha este diálogo de Samuel Beckett:
-¿La conoces? -pregunta el ansioso enamorado cargado de reconcomios.
-Nada más de vista -le contesta el presunto rival.
-¿A qué distancia? -pregunta el curioso pertinente"

(Hugo Hiriart, Cuadernos de Gofa)

domingo, diciembre 16, 2007

Pascua donde no se nombra al Mesías

El Greco

16-12-07: Cantar suave no aprendido. Hoy más abundante y acoplado. Son las cinco y media de la mañana. Antes de los pájaros, se hizo presente un cohete que me recordó las viejas misas de aguinaldo que se iniciaban el 16 de diciembre. Diciembre está pasando tan vertiginosamente que no me he detenido a contemplar su luz ni a darle tiempo a la nostalgia que por esta época suele gozosamente visitarme.
En alguna iglesia vecina se hizo hoy la primera misa de aguinaldo. Ha comenzado la fiesta. Me dan ganas de cantar el más bello aguinaldo de Otilio Galíndez y de decir con él:
Pascua donde no se nombra al Mesías,

dime si es pascua, José,

si no le cantan al niño Jesús,

dime si es pascua, preciosa María.

jueves, diciembre 06, 2007

Víctor Serge y lo invencible

Víctor Serge

Después de la aflicción, se me ocurrió de repente buscar en mi biblioteca un libro de Víctor Serge. Lo abrí y leí cuanto sigue:

"Cuando se tiene a favor las leyes de la historia, los intereses del futuro, los requerimientos económicos y morales que conducen a la revolución; cuando se sabe con certeza lo que se quiere y se conocen las armas propias y las del enemigo (...); cuando hay seguridad en uno mismo y sólo se trabaja con aquellos en los cuales se tiene confianza; cuando se sabe que la obra revolucionaria exige sacrificios y que toda devota semilla fructificará centuplicada, entonces se es invencible".

"Sacrificios". Palabra clave.

domingo, noviembre 25, 2007

El niño peronista y el barroco


24-11-07:
Veo y oigo a Daniel Santoro, el pintor peronista. Se refiere con sorna inteligentísima al minimalismo de los sifrinos de Palermo Viejo, a quienes él llama “comedores de rúcula”, en alusión directa al mundo gourmet que por allí campea. Recusa Santoro el afán mimético de buena parte de nuestras culturas y afirma que los mexicanos nos llevan una ventaja considerable por haber inventado el sombrero grande, el sombrero antiminimalista que dio al traste “con los sombreros maricones de los europeos”. Acompaña sus palabras con los dibujos de los sombreros y confiesa que el equivalente argentino de esa creación mexicana es el peronismo.

“El exceso” y “Evita Perón” son reacciones contra la mesura artificial y contra el refinamiento. Eso dice Daniel Santoro, "el niño peronista". Podríamos agregarle –sin alterar el espíritu de su argumento- nombres más cercanos en el tiempo, pero dejémoslo así para no caer en la tentación de la analogía...

Entretanto, recordemos la idea de que el barroco americano es también una estrategia de resistencia cultural, como hace poco lo dijo Bolívar Echeverría en las páginas espléndidas de su Vuelta de Siglo.

¿Es barroco el peronismo? ¿Es barroco el sombrero mexicano? Creo que sí en ambos casos.

Y con seguridad es barroco Santoro en el bello discurso que me acaba de deparar Telesur.

sábado, noviembre 24, 2007

Pequeña confesión a la sordina...

Janio Quadros


1961. He llegado ya al zaguán de mi casa y puedo decir que me encuentro a salvo. Realmente no hallaba dónde esconder esto que siento. Todavía me asalta la sorpresa. Todavía tiemblo. Ella me abordó y no supe qué hacer. Llevaba días haciéndole ronda sin atreverme a hablarle. Hoy ella lo hizo y me sentí inerme, emplazado y descubierto. Se llama Gisela y es dueña del rostro y de los ojos que me cautivaron hace poco en la clínica donde operaron a mi padre. Tengo 11 años y soy un tonto que se llama Freddy.

2007. Ayer los padres de Anairene Asuaje asistieron a la inauguración de la biblioteca “Elisio Jiménez Sierra” en Guama. Después almorzaron en Colibrí. La madre de Anairene se llama Gisela Salazar y fue (y es), sin haberlo sabido nunca, la Gisela del párrafo anterior.

sábado, octubre 27, 2007

Es infinita esta riqueza abandonada

Edgar Bailey


Néstor Sánchez


27-10-07: Fue reeditada la novela Cómico de la lengua de Néstor Sánchez. Estuve buscándola hace varios meses y no pude conseguirla. Era previsible. La edición de Seix Barral estaba agotada y todavía no había salido la excelente reedición argentina de Paradiso. Sánchez es ahora un narrador olvidado. En los años setenta se le exaltó y consagró casi a la misma velocidad con que se le sumió poco después en el olvido. Creo que toda su obra se publicó en un período de seis años apenas (1976-1973). Nació en 1935 y murió en el 2003. Yo preguntaba en las librerías de Buenos Aires y nadie me daba razón de sus libros, hasta que una tarde de enero del 2006, en una pequeña librería en Barrio Norte conseguí Siberia blues. Ciertamente Paradiso está iniciando ahora su recuperación junto con Alción Editora que editó Nosotros dos. Pienso que esa recuperación –como casi todas- vale la pena.

Abro en este momento el volumen de Cómico de la lengua que compré hace dos semanas en la amable librería Prometeo de Palermo. Al leer las primeras líneas recuerdo que el pasado 15 de octubre había intentado comenzar la lectura de la novela durante el vuelo Buenos Aires-Caracas. Lo recuerdo exactamente, entre otras cosas, porque cuando me topé en esa ocasión con la primera página, se me apareció, como siempre, el azar concurrente. Leí lo que ahora leo de nuevo: “…el anochecer (la caída de la tarde, el crepúsculo) del día quince de octubre…)". Y sigo la lectura de una página que remite a su propia escritura o a cómo describir la lentitud que Nacha Ortiz empleó esa tarde en desvestirse.
La novela continuará su curso con la parsimonia de una lengua que procede también por oído. La prosa de Sánchez, que comenzó con el viejo truco del manuscrito, irá convirtiéndose en el verdadero centro de la trama y alcanzará en un momento la difícil cumbre de la poesía. Al llegar al capítulo que recuerda un verso de Edgar Bailey pude decir(me), casi de manera mecánica, que Cómico de la lengua es una novela interminable y que "es infinita esta riqueza abandonada" por más esfuerzos que hagamos para su agotamiento.

Nuevamente volvió por sus fueros el azar concurrente. Antes de concluir esta breve anotación quise verificar la cita de Edgar Bailey. Fui a la biblioteca y busqué su Obra Poética editada por Corregidor. La encontré –lo juro- debajo de dos libros de Néstor Sánchez: Siberia blues y Nosotros dos.

Es infinita esta riqueza abandonada.
(A Gonzalo Ramírez, lector de Sánchez)

sábado, octubre 20, 2007

Dedicatorias de Borges

María Kodama. Foto de una buena foto de Martín Castillo

Borges, maestro también de los "umbrales" y de otros paratextos, dejó escrita una de las mejores formas del difícil arte de dedicar un libro: la metadedicatoria, que en su caso fue sólo el confeso pretexto para pronunciar un nombre. Así, en la primera página de La cifra escribió amorosamente cuanto sigue:

“De la serie de hechos inexplicables que son el universo o el tiempo, la dedicatoria de un libro no es, por cierto, el menos arcano. Se la define como un don, un regalo. Salvo en el caso de la indiferente moneda que la caridad cristiana deja caer en la palma del pobre, todo regalo verdadero es recíproco. El que da no se priva de lo que da. Dar y recibir son lo mismo.

Como todos los actos del universo, la dedicatoria de un libro es un acto mágico. También cabría definirla como el modo más grato y más sensible de pronunciar un nombre. Yo pronuncio ahora su nombre, María Kodama. Cuántas mañanas, cuántos mares, cuántos jardines del Oriente y del Occidente, cuánto Virgilio”.

En su último libro (Los conjurados) Borges afirmó que la dedicatoria es un misterio y una entrega de símbolos. Mucho antes, en 1960, había escrito un sueño que fue a la vez un relato prodigioso, un tributo y una dedicatoria literaria reparadora y justa. Me refiero, desde luego, a la página espléndida en la que Borges le entrega El Hacedor a Lugones y éste, que se había suicidado 22 años antes de esa ofrenda inesperada, la acepta gustoso.

Fuentes y el arte (o el ardid) de la dedicatoria

Shirley MacLaine

Al arte de la dedicatoria dedicó Gerard Genette un capítulo de sus Umbrales, libro donde encontramos un estupendo estudio sobre los llamados “paratextos”, esas delicias marginales de la literatura. El mexicano Hugo Hiriart, por su parte, escribió un divertido artículo acerca de la práctica de dedicar libros, incluido en su entrañable Disertación de las telarañas. En el referido articulo podemos leer aquel memorable ejemplo de dedicatoria excluyente y sorpresiva: “Dedico estos poemas a toda la humanidad, menos a Enrique Krauze”. Ambos trabajos pueden servirnos para orientar nuestra incursión en esta escritura poco visitada por los críticos, pero muy recordada por algunos lectores. Yo me limitaré ahora a seguir el hilo de una conversación informal que tuve hará unos cuatro años con Beatriz. El tema era Carlos Fuentes y algunas de sus novelas. Mencionábamos títulos y temas, pero sólo para identificar un gusto común. En eso estábamos cuando de pronto me percaté de que me sabía de memoria varias dedicatorias de Carlos Fuentes y se lo comenté de inmediato a Beatriz. Alguno de los dos propuso entonces llevar al ya extinto y legendario foro “Javier Marías” el tópico de la dedicatoria literaria, empezando con Fuentes. Y eso hice, no sin antes estampar mi propia dedicatoria, que resultó tan sólo una frase de típico requiebro: A Beatriz, cuyo sólo nombre es un anuncio de belleza.

Mi admiración por Luis Buñuel encontró un día en Carlos Fuentes las frases precisas que me permiten desde entonces expresarla con elocuencia que agrada y comunica. Las hallé en la dedicatoria de su libro Las Buenas Conciencias. Allí está escrito: “A Luis Buñuel, gran artista de nuestro tiempo, gran destructor de las conciencias tranquilas, gran creador de la esperanza humana”. Creo que esa frase comprende un universo o, por lo menos, cuanto sigue: una filosofía estética en pocas líneas, una biografía en tres pinceladas y un ejercicio del elogio y del afecto que se explica a sí mismo. Todo eso -y más- es esa dedicatoria admirativa, que aprovecha el título de la novela para contraponerle un atributo “buñueliano” y establecer el centro perdurable de una obra (la de Buñuel).
Años más tarde me toparía con otro libro de Fuentes dedicado a Buñuel: Una familia lejana. Esta vez la ofrenda es brevísima, despojada, sencilla: “A mi amigo Luis Buñuel, en sus ochenta años”. Fuentes la acompañó de unas palabras de Proust para definir lo que estaba dedicándole al amigo: “Ce qui est affreux, c`est ce qu`on ne peut pas imaginer”. Es la dedicatoria que busca asociar “dedicatario” y libro. ¿Cómo dedicarle al gran destructor de las conciencias tranquilas una historia que no le sea digna? ¿Cómo dedicarle, por ejemplo, una obra melosa, edulcorada?

A Buñuel siguió dedicándole libros Carlos Fuentes. Si bien Diana o la cazadora solitaria no tiene nada escrito en forma convencional de dedicatoria, un enorme “In Memoriam” por la actriz Jean Seberg se desprende de sus páginas... En ellas encontramos, además (y por esto viene al caso), una presencia sabia: la de Luis Buñuel. El inevitable surrealista español es un personaje de la novela. En ella hace de amigo y consejero del autobiógrafo que, como suele ocurrir, perdió la cabeza por una mujer.

Seguramente habrá otros libros de Fuentes con dedicatorias o alusiones a Buñuel o algún relato que ahora se me escapa. Lo cierto es que, más allá de las dedicatorias, varias son las obras “buñuelianas” del mexicano. Entre ellas incluyo a Aura y Cumpleaños, no dedicadas a Buñuel, pero asociables plenamente al genial aragonés. También puedo recordar Terra Nostra, esa película de Luis Buñuel magistralmente llevada a la escritura por Carlos Fuentes. Está dedicada “a Sylvia” (así, sin más) pero la antecede una nota de reconocimientos, que en mi opinión, constituye también una dedicatoria, una copiosa dedicatoria que es también un borgeano poema de los dones. Copio una parte:

“A Luis Buñuel y Alberto Gironella, por las conversaciones en la Gare de Lyon que fueron el espectro inicial de estas páginas; a Carlos Saura y Geraldine Chaplin, demiurgos del pastelón podrido de Madrid; a María del Pilar y José Donoso, Mercedes y Gabriel García Márquez, Patricia y Mario Vargas Llosa, por muchas horas de extraordinaria hospitalidad en Barcelona; a Monique Lange y Juan Goytisolo, por el refugio de la rue Poissoniére; y a Marie José y Octavio Paz, por un estimulante e ininterrumpido diálogo a lo largo de los años. // A Roberto Matta, propietario del mapa de plumas de la selva americana, que en realidad es una máscara; a José Luis Cuevas y Francisco de Quevedo y Villegas, porque el genio y la figura de su encuentro sepulcral acudieron a mi llamado de auxilio en los momentos difíciles...”.

La dedicatoria en Fuentes es ofrenda y reconocimiento, afecto y homenaje. También es poesía de las maravillas cotidianas. Por esto último no se me olvida jamás la sencilla dedicatoria de Cumpleaños, con la que concluyo esta primera aproximación al tema:

“A Shirley MacLaine, recuerdo de la lluvia en Sheridan Square”.

sábado, octubre 06, 2007

Emilio Gauna murió en Palermo

Adolfo Bioy Casares


"Emilio Gauna murió en Palermo en una noche de carnaval,
acuchillado en un mano a mano que se arrastraba de años atrás
".


Era contemporáneo de Borges y seguramente había escuchado historias de los más afamados cuchilleros de Palermo, como ese protervo "amigo" suyo llamado Valerga. Le hubiera encantado, sin duda, El Sur, un cuento formidable y letal en el que habría visto anunciado su coraje y su destino. Creo que la mitología porteña del héroe lo abrumaba.

Emilio Gauna dudó de su propio arrojo y quiso desmentirse. Tuvo éxito. Tanático, pero también cartesiano, sabiamente se dejó ahogar por la ebriedad de la fiesta.

Con brillantez, Adolfo Bioy Casares lo concibió y mató en El sueño de los héroes. Después, a Gauna lo llevaron al cine y lo cantaron gracias al maestro Jaime Roos. Podemos decir sin equívocos que también tuvo éxito en esos nuevos escenarios.

Según Adriana Varela, donna della voce rauca, a Emilio “el dolor se le fue como por artimaña”.

Y yo, por lo mismo (por artimaña), intento hoy este post nostálgico que dedico a mi querido amigo Juan Carlos Cadeiras, quien conoce todos los vericuetos de esa hermosa galaxia inabarcable que orgullosa y porteñamente llaman Palermo.

domingo, septiembre 23, 2007

Sergio Chejfec y Venezuela

Rafaela Baroni


Rafaela y Rogelio
"Un día abandona la casa paterna con lo puesto, deja a sus hijos, a quienes temía matar en un ataque de locura, bajo el cuidado de su madre y hermana, y encara sin destino preciso los caminos de la región. Visto retrospectivamente, la huida fue el comienzo de la solución. Luego de un viaje de varios días por las carreteras del estado, llega a Boconó atraída por el nombre de la ciudad, que considera de buen presagio, para acabar instalándose temporalmente en el cementerio."
(Sergio Chejfec, Baroni: un viaje, Alfaguara, 2007)
Debo a la conjunción de una fotografía y un libro el descubrimiento de Sergio Chejfec. La fotografía es obra de mi hijo Martín y fue escogida por el escritor argentino para la portada de su volumen de ensayos El punto vacilante (Norma, Vitral, 2005). Ese libro me deparó, entre otras cosas, la lucidez de un autor que sabe compartir sus lecturas y también una manera más fàcil de pronunciar su apellido.
El pasado mes de agosto de nuevo Martín me acercó a Chejfec. Esta vez se trató de su más reciente libro: Baroni: un viaje, una novela que es también un ensayo que es también una biografía. Acabo de concluir su lectura y estoy seguro de que no será la única. Volveré varias veces a las páginas de ese libro estupendo que todavía guarda secretos para mí. Siento que en esta ocasión no sólo fui su lector, sino también su cómplice, lo que sería una redundancia cortazariana, si el lector es bueno, pero yo pocas veces lo soy. Recorrí las espléndidas páginas de Baroni: un viaje como si hubiese acompañado a su autor en la escritura de un asombro permanente.

Con Baroni... Sergio Chejfec le ha hecho un bellísimo regalo a la literatura y a Venezuela. Por fortuna, no me siento obligado a decir por qué escribí la frase anterior. Me basta afirmar que el libro me permitió recordar a Rafaela Baroni como un personaje mágico con quien alguna vez compartí unos minutos que siempre me parecieron soñados. Me enteré hace unos ocho meses que un hermano suyo fue mi amigo treinta años atrás en Barcelona. Ahora no sé si lo supe o lo soñé o lo leí en el libro de Sergio. Cierta irrealidad parece acompañar siempre a Baroni.
Tal vez deba agregar que Chejfec revive en Baroni: un viaje al gran poeta Juan Sánchez Peláez, quien en la urna parecía una talla de Rafaela. No conozco todavía mejor homenaje al autor de Rasgos comunes. Surreales, más que surrealistas, Baroni y Juan Sánchez poseen el rasgo común del hechizo.

Para rematar, Igor Barreto -y no uno de sus gallos- canta al final de la novela.
Gracias venezolanas e infinitas a Sergio Chejfec, por su libro y por su prosa adorable.

domingo, septiembre 02, 2007

Abuelidad

02-09-07: Domingo de sol y de buen tiempo. Hoy tengo otra foto de Olivia en la pantalla. La contemplo y me dejo llevar por esta nueva sensación de ser abuelo. Era verdad –es verdad- todo lo que me habían dicho. Creo en este momento que no hay manera más intensa y bella de sentir la belleza, de saberla viva y, de alguna manera, entrañablemente tuya. Olivia me permite nacer con ella a esta experiencia intransferible, cálida y serena. Olivia es un regocijo incontable.

Olivia se parece a Olivia. En este momento todo son conjeturas. Nos dicen que tendrá los ojos claros. Nos dicen que se parece al abuelo tal o a la tía cual. Tal vez sea o será así. Lo cierto es que es bellísima y que todos queremos mimarla y protegerla. Yo hoy la bendigo una vez más.

Fresas salvajes para Bergman



Hace dos días se cumplió un mes de su muerte. Le debía este recuerdo.

sábado, septiembre 01, 2007

Guillermo Martínez, el tenis y Borges

Guillermo Martínez

Guillermo Martínez comenzó a jugar tenis a los once años. Quiso ser campeón y tuvo entrenadores que le enseñaron buenas técnicas. Jugó con regularidad durante su adolescencia, compitiendo en diversos torneos regionales. Cuando ingresó a la universidad para estudiar matemática fue alejándose de esa vocación deportiva. Hoy en día es un exitoso narrador (Crímenes imperceptibles) y un buen ensayista, como lo revelan sus libros Borges y la matemática y La fórmula de la inmortalidad. En este último está incluido un delicioso ensayo en cuyas páginas Martínez afirma que el centro del cuento (su verdadero secreto) se encuentra en una frase de la célebre y ejemplar enumeración de lo que Borges vio en el aleph.
Carlos Argentino Daneri había tramado de modo perfecto su venganza. Borges baja al sótano impelido por la curiosidad, ve el aleph y enumera algunas de las cosas que encierra el preciado objeto. Entre otras, menciona “las cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino”. El narrador no hace comentario alguno y sigue enumerando el aparente caos de sus visiones, pero el golpe ha sido letal, aunque no se manifieste. Lo sintió en silencio. Lo sentimos sus lectores. He allí el punto final del misterio, según Guillermo Martínez, quien al redondear su argumento recuerda la frase que Daneri le dijo a Borges para animarlo a bajar al sótano: “Muy en breve podrás entablar un diálogo con todas las imágenes de Beatriz”. Lo demás son epílogos.

sábado, agosto 25, 2007

Bajo el signo de Olivia


Bajo el signo de Olivia. Esta mañana a las 4 y 50 minutos nació mi nieta Olivia en Buenos Aires. Nos enteramos estando Cuchi y yo en el apartamento de Luisana en Caracas. Cuchi había llegado anoche de Argentina y en el trayecto de Maiquetía a Caracas recibió la llamada de Martín avisándole que ya estaban en la clínica y que le habían comenzado las contracciones a María Antonia. Mi fetichismo literario me llevó a ligar infructuosamente que naciera antes de las 12. Resulta que ayer Borges hubiera cumplido 108 años, pero Olivia nació menos de cinco horas después de que hubiera concluido el 24 de agosto.
Nació bajo su propio signo, el signo de Olivia, bello nombre que mantuvieron Maitoni y Martín en secreto y del que nos enteramos esta madrugada cuando Martín llamó (las 4 de la mañana en Caracas y las 5 en Buenos Aires) para darnos la noticia de que felizmente había nacido nuestra nieta.

Bajo el signo de Borges. Olivia, veinticinco de agosto, 2007. Borges, que nació el 24 de agosto, inmortalizó también el día siguiente con su cuento Veinticinco de agosto, 1983. Como recordarán sus lectores, en él, nuevamente Borges se encuentra con Borges, como en El otro. Los viejos temas suyos del doble y del tiempo abismal persisten en ese sueño perdurable.

Jubilosa e inexorablemente, Martín y Maito se encontraron con ellos mismos en Olivia (y en vigilia), hoy, 25 de agosto del 2007.

Olivia

Flores de olivo

Casi al amanecer,
Olivia.

Bienvenida.


Toda nuestra alegría y un fuerte abrazo para sus padres Maito y Martín.

domingo, agosto 05, 2007

Ipanema camina en la memoria

Cuchi y Luisana en Ipanema

Garota de Ipanema

Caminamos por Ipanema y oímos su efusiva palabra nocturna.

(Anoche estuvimos Cuchi, Luisana y yo en el “Vinicius”. Caipirinha y picanha. Enfrente, la exuberante Garota de Ipanema. En la calle, saltimbanquis . En la calle, teatro: unos contrayentes, vestidos de tales, se peleaban y se besaban para ganarse la vida)

domingo, julio 15, 2007

El íntimo cuchillo en la garganta

Rotkho
...Ya el primer golpe, /ya el duro hierro que me raja el pecho,/ el íntimo cuchillo en la garganta.
(Jorge Luis Borges, Poema Conjetural).

...Creo que estoy asistiendo a una de esas jornadas trágicas de Argentina. Brasil hace faltas, pero no se ven. Argentina domina el balón, pero no concreta. El equipo argentino no parece el equipo argentino. Brasil le ha puesto escollos por todas partes y Argentina no ha sido capaz de vencerlos. Quedan 15 minutos. La cosa está cuesta arriba. Habrá que conformarse con lo que llaman “el gol de la honrrilla”, pero éste tampoco aparece. Riquelme acaba de hacer un remate que se va por encima del arco. Nada... Llegó el gol de Argentina. Lo mete Messi, pero un juez de línea uruguayo se lo quita, equivocándose ostensiblemente como lo dice Panchi Blavia. Lo demuestra con el video que acaba de verse. Le robaron el gol a Argentina. Eso forma parte de este libreto de fatalidades... Tiro de esquina a favor de Argentina. Nada… Falta contra Messi… Ahora quedan tres minutos, más tres de descuento. Falta a favor de Argentina… Creo que ahora Argentina meterá el gol de la honrrilla. Ya viene, ya viene… Riquelme cobrará. No. Le pegó arriba... Faltan cuatro minutos...

Esto parece que va a quedar así. Ya acaban de anunciar los tres minutos de descuento... En tres minutos no se meten tres goles. Bueno. En tres minutos se pueden meter tres goles, pero en la literatura fantástica, no en el terreno de juego, ni menos todavía en el Pachencho Romero, atiborrado de venezolanos que van a Brasil... Pienso que otra cosa hubiese ocurrido si el juego final se hubiera realizado en el amable estadio de Barquisimeto...

Ya cae el telón. El íntimo cuchillo en la garganta.

(Fragmento final de la anotación que hice en mi diario durante el juego fatídico)

sábado, julio 14, 2007

Argentina en la final de la Copa América

Messi niño con mamá Celia y abuela Celia

Me lo dijo ayer Lázaro Alvarez y lo celebré con deleite:

"Lo justo sería que la final de la Copa América se jugara entre la selección argentina y su banca, sin duda, los dos mejores equipos de esta competencia".

No parece necesario añadirle nada a la sentencia del poeta.

Pero volvamos a la realidad y demos la palabra al camarada Víctor Hugo Morales:

"Tatatatatatatatatatata, que sea que sea que sea que sea".

Y será. Será mañana, domingo 15.

Después iremos todos en peregrinación a Rosario para recordar a Doña Celia y para besar el vientre sagrado de su hija, Celia también, como las buenas madres rosarinas. Así lo estará pensando en este instante Guy Monod, quien nos acompañará a Rosario, pero sólo para elogiar el vientre sagrado de otra Celia. Guy viajará afligido, por razones brasileñas que le entendemos y le respetamos.

(Un espacio, no por último menos importante, para su majestad Riquelme).

sábado, junio 30, 2007

Niemeyer centenario




Antes de que concluya el 2007, Oscar Niemeyer habrá alcanzado la casi inverosímil edad de 100 años. Hoy, mientras miraba su Brasilia, pensé en el cielo que baña esta audacia insomne de la modernidad y en que acaso sea esa la razón de estas grandezas.
Poesía de la luz para la poesia concreta y de concreto.
Poesía del ángel para devolverle la gracia a la razón geométrica.

domingo, junio 24, 2007

Campos de mis abuelos que todavía guardan el nombre de Acevedo

El Chino Vìctor Valera Mora

Hace algunas semanas estuve en San Juan de Los Morros. Asistí a un acto en la Universidad Rómulo Gallegos en el que alguien citó a Antonio Gramsci por sus ideas acerca de la hegemonía. Pero no es eso lo que más recuerdo.

Cuando pasé por Villa de Cura pensé en Zamora y en Bolívar Coronado, en Helen Mendoza de Iribarren y en Félix Valderrama.
La memoria es así: caótica.

Cuando llegué a San Juan de los Morros vinieron a mi mente el poeta Acevedo, Argenis Rodríguez y el Chino Valera.
La memoria es así: puede ordenarse dentro del caos.

Me detuve un momento para fotografiar los morros. Después de hacerlo, recordé la poesía bella y barroca del poeta Acevedo, siempre más escuchado que leído.

Entonces, dije con él:

Por aquí pasó Víctor Manuel Valera Mora, más huracanado que una tempestad de Beethoven.

sábado, junio 09, 2007

Sanoja, in memoriam

Jesús Sanoja Hernánez

"Ha muerto cristianamente el señor Jesús Sanoja H.

Sus amigos: Juan Liscano Velutini, Rafael José Muñoz, Roberto Hernández Wohnsiedler, Porfirio Gómez, Raúl Leoni, Jóvito Villalba, Allan Dulles, Edgard Hoover, Rabin Dranath Tagore, Sri Aurobindo, Blas Pascal, Pedro Estrada, Ulises Ortega, Miguel Silvio Sanz, Juan Antonio Pérez Bonalde, Enrique Bernardo Núñez, Raimundo de Peñafort, Francisco de Quevedo y Villegas, Ernesto Renán, Los Dueños del Relicario de Santa Ursula, Vicente van Gogh, Vicente Gerbasi, Coromoto Landaeta, Raimundo Lulio, V. M. Konstantinov, Vladimir Ilich Lenin, Lavrenti Beria, George Malenkov, Douglas Bravo, Pompeyo Márquez; y su sobrina, de un día de nacida, invitan al acto de sepelio, el cual se efectuará el día 24 de marzo de 1968.

Sitio de encuentro: Montañas de Canaima.
Hora: Pongamos las 10"

(Rafael José Muñoz, El Círculo de los 3 soles).

Sanoja, es de día, vengo.

Por ahora sólo esta página muñózica.

Te debo unas palabras.

No te olvides de darle mis saludos a Arnaldo,

poeta de tu misma tabla.

Ahora vuelvo a mi cuarto

donde bailaré solito con tu libro eterno.

viernes, junio 01, 2007

Pensar el barroco, barroquizar nuestro tiempo



Bolívar Echeverría es un brilante ensayista mexicano, nacido en Riobamba (Ecuador). En su libro Vuelta de siglo (Era, 2006) que acaba de ganar en Venezuela el Premio Libertador de Pensamiento Crítico (anunciado hace apenas unos minutos), escribe esto:
"Hegel solía decir que la historia avanza, pero que lo hace siempre sólo por el ´lado malo´. En nuestra época, en la que la modernidad establecida parece haberse encauzado decididamente por el lado ´malo´ y que la vida civilizada parece haber atado irremediablemente su destino al destino de su forma capitalista -una atadura que parece conducirlo ideteniblemente hacia la catástrofe-, puede ser conveniente aprender la estrategia barroca de supervivencia -una estrategia que tiene una larga historia en México-; ella mostró cómo es posible reivindicar y festejar la corporeidad sensorial incluso en medio de la ascesis más represiva, cómo es posible no encontrarle el lado ´bueno´ a lo ´malo´, sino desatar lo ´bueno´ precisamente en medio de lo ´malo´. "

Repensar a nuestros pueblos a partir de una crítica de la modernidad, indagar nuevamente en la tradición barroca mexicana, retomar el humanismo de Marx abandonado por ciertos marxistas, filosofar desde la cultura, imaginar nuevas formas de organización social y continuar la gran tradición latinoamericana del ensayo literario generoso en pensamiento. Eso y más son algunas de las tareas propuestas por Bolívar Echeverría en su exclente libro Vuelta de siglo.

lunes, mayo 07, 2007

Notas del diario para mi nieta


03-04-07: Martes santo. Pereza, tanto para leer como para escribir.

Cuchi y yo fuimos hoy a ver coches para bebés. Resulta que desde hace unos días sabemos que nuestro nieto será nieta. Estando yo en Buenos Aires me enteré por Martín. Despejada la duda, ya podemos mirar en las tiendas la ropa adecuada. Hoy Cuchi le compró los primeros zarcillos.

¿Qué nombre le pondrán a nuestra nieta? Propongo que le pongan Federica. Me gusta ese nombre. También a Cuchi. De paso, así reivindicarían el nombre de este abuelo, que no debió llamarse Freddy sino Federico.

A Cuchi le gusta Inés.

Yo digo Adela y ella responde que Luisa Adela no está mal. Esos nombres recuerdan por azar (concurrente, desde luego) a una tatarabuela de nuestra futura nieta y a una tía tatarabuela: Doña Luisa y madrina Adela, madre de papa Paco y tía de Aída, respectivamente.

Convenimos Cuchi y yo en que lo bueno es que ambos sabrán escoger un bello nombre, y no uno de esos que dicta la moda. Cada época tiene los suyos. Hasta hace poco proliferaban las María Laura. Cree Cuchi que ahora comienzan a aparecer las Valeria, tal vez por un personaje de telenovela. Le comento, entonces, que Ramón Guillermo se adelantó en más de tres décadas porque Valeria se llama su hija mayor, más o menos contemporánea de Martín.

Si de flores se trata, por qué no poner el nombre de Cala a una hija, se pregunta Cuchi. Digo en voz alta el nombre: Cala Castillo Rodríguez. No suena mal. Creo que Cala suena bien con todo, especialmente con María. Sabemos que esta combinación tiene una carga: la de aclarar que no es María Callas sino Maria Cala. Solución: Cala María. Sin embargo, no es nada descartable María Cala.

Recordó Borges que Dante hizo una vez el juego de escribir muchos nombres femeninos (60) para esconder entre ellos el de su amada y pronunciarlo en secreto. ¿Qué nombres escribiría Dante en esa ocasión? No lo sé. Lo cierto es que decir tantos nombres para sólo decir Beatriz es un bello acto de amor. Borges, a su vez, dijo el nombre completo en El Aleph. Memorablemente exclamó: “Beatriz, Beatriz Elena, Beatriz Elena Viterbo, Beatriz querida, Beatriz perdida para siempre, soy yo, soy Borges”.

Y ya que mencionamos a Borges, no está mal el nombre de Estela. A Estela Canto dedicó Borges el famoso relato donde aparece la conmovedora declaración de amor que acabo de citar y cuyo primer párrafo es el mejor comienzo de cuento que se haya escrito jamás en cualquier idioma.

Por la “E” de Estela me acuerdo de Elisa (“Elisa, vida mía”, verso de Garcilaso que le sirvió a Carlos Saura para titular una película) y también de Elena que, con “H” o sin ella, nos lleva a Troya y a Homero.

Siguiendo con la “E”, el nombre de Eloisa es, sin duda, el que me gusta más. Me recuerda a Eloísa, la de Abelardo y toda su leyenda amorosa, pero también a Eloísa, la hermana de mi tío abuelo Abelardo, nombres que –por usarlos para sus hijos- convirtieron a Valentín Castellanos en el más interesante de mis bisabuelos.

Los nombres de Estela, Elisa y Elena permiten fácilmente compañía. Eloísa se basta a sí mismo.

Creo que el nombre de Cecilia siempre suena bien. En todas las épocas ha sonado bien. No en balde tiene mucho que ver con la música. Solo o acompañado, es un nombre bello, impecable, intemporal y femenino.

Y hablando de música, ¿cómo olvidar a Filomena, el ruiseñor o la ruiseñora?

Quedan siempre los viejos nombres de Inés y de Isabel, solos o en compañía, breves y totales.

Y también los de Juana y de Manuela, que, juntos, no se reponen todavía de su fuerte carga masculina, a pesar de que así se llamó una escritora argentina, según algunos la mejor narradora hispanoamericana del siglo XIX: Juana Manuela Gorriti.

Le haré llegar estas chocheras de abuelo a Martín, con la libertad que me da el hecho de que tanto su personalidad como la de María Antonia están por encima de cualquier intromisión (o supuesta tal) en un acto tan bello y personal como es el de darle nombre a los hijos.

No le haré llegar estas chocheras de abuelo a Martín.

martes, abril 10, 2007

Robinson Jeffers en Punta Carmelo


10-04-07: Abro un libro. Es una antología de Robinson Jeffers, publicada en México por Libros del Umbral. La traducción al castellano es de Alberto López Fernández y Pablo Soler Frost. Antes lo había traducido Agustí Bartra, según informa Soler Frost en la introducción a este volumen. En ella, por cierto, se cita el poema que Czeslaw Milosz le dedicó a Jeffers.

Poeta de la costa californiana, este norteamericano conservador que admiraba profundamente a Whitman creyó que “sentir y hablar de la asombrosa belleza de las cosas -tierra, piedra y agua, hombre y mujer, sol, luna y estrellas- … es el único asunto de la poesía”. Lo acabo de leer en su poema La belleza de las cosas.

Disfruto nuevamente los versos de Robinson Jeffers que le sirvieron de epígrafe a Wichy Nogueras para un estupendo poema que también debe a Jeffers el memorable título. Amar al cisne salvaje sigue siendo una bellísima divisa.

Copio el poema de Jeffers:

AMA AL CISNE SALVAJE

“Odio mis versos, cada línea, cada palabra.
Oh pálidos y frágiles lápices intentando siempre
la curvatura de una hoja de hierba o la garganta de un pájaro
que se suspende en la rama, erizado contra un blanco cielo.
Oh quebrados y crepusculares espejos siempre por atrapar
un color, un raudo destello del esplendor de las cosas.
Cazador desafortunado, oh balas de cera,
la belleza del león, las alas del cisne salvaje, la tormenta de las alas”.

-Este cisne salvaje del mundo no es presa de cazadores.
Mejores balas que las tuyas errarían el blanco pecho,
mejores espejos que los tuyos se quebrarían en la flama.
¿Acaso importa que te odies a ti mismo? Cuando menos
ama tus ojos que pueden ver, tu mente que puede
oír la música, el trueno de las alas. Ama al cisne salvaje.


Anoto un topónimo de Jeffers: Punta Carmelo (“Este hermoso lugar desfigurado por un brote de casas suburbanas, qué hermoso cuando por primera vez lo contemplamos”).

Nos vemos en Punta Carmelo.

lunes, abril 09, 2007

Jauretche y la "inteligentzia" de siempre


Leo a Jauretche, intragable para ciertos argentinos, pero necesario. Reviso páginas de varios de sus libros. Pasión y lucidez. A veces, más lo primero que lo segundo, pero siempre interesante, inteligente, divertido.

Con un ligero retoque en fechas, nombres y lugares, algunas páginas de Arturo Jauretche podrían parecer escritas para recusar a los intelectuales venezolanos que alguna vez fueron de izquierda, y que hoy, junto a viejos adalides de la derecha, tienen la avilantez inexplicable de atribuirse el monopolio de la inteligencia. Si hacemos el ejercicio indicado obtendríamos un elocuente ensayo acerca del "antichavismo culto" que ejercen los ilustres rastacueros criollos, incluidos aquellos que se defienden diciendo que sólo los imbéciles no cambian de opinión, como si se tratara de eso simplemente y no de ideales, como si se tratara de pareceres y no de valores. Nada nuevo bajo el sol.

Copio a Jauretche:

“Hubo un sector de la clase media que se sintió el más agredido. La ´inteligentzia´, desde el profesor universitario al maestro de escuela, pasando por el grueso de los profesionales, periodistas, artistas, se resintió en su subjetividad de depositario de la ´cultura´ y fabricó una interpretación a la medida de sus aptitudes, de izquierda a derecha, y sin que sus diferencias doctrinarias impidieran la unanimidad del pensamiento. // (…) Así, Perón era indistintamente Franco, Hitler, Mussolini, Rosas o Facundo (…) Lo que no se les ocurrió, ni se les podrá ocurrir nunca, era que se trataba de un hecho original y propio del país y de una transformación inevitable que estaba en la naturaleza de las modificaciones en las formas de la producción y del consumo. // Esta interpretación del hecho por la ´inteligentzia´ común a la izquierda y a la derecha, revela existencia de una plataforma mental que no está dada por las ideologías particulares, sino por presupuestos generales que las unifican en un status de compenetración recíproca y convivencia que se repite cada vez que se encuentra frente al país real. Fue la repetición, a escala más grande porque era más profundo el proceso, de la actitud que adoptó la ´inteligentzia´ frente al yrigoyenismo en su oportunidad”.

(Arturo Jauretche, El medio pelo argentino)

viernes, abril 06, 2007

Compañero del hombre

Me fumo un habano. Es un cohiba (el año pasado me traje una caja que hoy abrí). Estoy disfrutándolo lentamente, como debe ser. Humo y olor.

Una vieja sensación se apodera de mí. La reconozco pero no sé definirla. La gozo. Impregno con ella el cuarto.

Como dijo alguien, fumo mi habano con los cinco sentidos. Lo huelo, lo toco, lo oigo, lo miro y lo saboreo. Y es puro puro mi habano solitario de esta tarde. Por él asisto a una antigua ceremonia. Por él puedo saludar sin miedo a Proserpina.

Compañero del hombre lo llamó Martí.

sábado, marzo 31, 2007

Museo de las hetairas


Foto: Martín Castillo Morales


Era frecuente verlas, al alba,

desayunando un chocolate con churros

en la confitería
Vesubio de la calle Corrientes.

(Horacio Ferrer, La última grela, versión de Susana Rinaldi)

sábado, marzo 03, 2007

Monólogo de otro jacobino

Dessalines

…Dije que iba a perdonar a todos los franceses que estaban escondidos. No me quedaba otra cosa, aunque me disgustara andar fingiendo. En el pasado mes de octubre fui coronado emperador del reino de este mundo...

Desde Filadelfia comerciantes y agentes de aduana me enviaron la corona. Los ingleses me regalaron la toga que lucí cuando entré triunfal a Le Cap en una hermosa calesa tirada por seis caballos. Mis generosos amigos estaban encantados por el precioso agregado que le hice a nuestra declaración de independencia: “Paz para nuestros vecinos. Pero maldito sea el nombre de Francia”.

Hay que acabar con los blancos y eso hice, cuidándome mucho de salvar a británicos, a estadounidenses y a uno que otro sacerdote. Prometí perdón y pacientemente esperé que los blancos salieran de sus guaridas. La matanza fue impecable. No quedó ni uno solo de los ilusos franceses.

Tengo las marcas del látigo en mi piel pero es a mí a quien llaman bárbaro.

Yo soy el temible Dessalines. Pronto Santo Domingo será mío...


domingo, febrero 18, 2007

Monólogo de un jacobino


...Y bien, tratan de comprarme, de disuadirme con supuestos privilegios, pero no voy a capitular. Estoy seguro de que vendrán pronto las órdenes de exterminio, no sólo contra nosotros, sino contra cualquiera que tenga alguna gota de nuestra noble sangre africana. Mameluco, tercerón o cuarterón, grifo o marabú, todos seremos condenados a muerte. Pero no importa. Es esa la fatalidad que ahora desafío. Me encuentro por fin con el destino del que me hablaba el viejo Pierre Baptiste, quien me enseñó rudimentos de francés, latín y geometría, allá, en los agónicos años de la plantación.

La vida no deja cabos sueltos. Todo encaja. Todo se usa aunque parezca superfluo. Nada se pierde. Conozco bien los nombres de las plantas curativas que usaba mi padre para morbos y contras, así como sus secretos modos de preparación. Me han sido útiles y sé que seguirán ayudándome mucho esos saberes vegetales que hacen de mí un médico reconocido, como a Cristophe lo ayudará en esto su experticia de buen cocinero, de sabedor de ollas y recetas.

Conozco también las frases del abate Raynal que me dan aliento en esta hora y ya eso las justifica : “Sólo es necesario un hombre valiente. ¿Dónde está?”. Ese hombre soy yo. Ya mi apellido no será Bréda. Tengo en mis manos la llave para abrirle a mi raza las puertas del reino de este mundo.

Hermanos, amigos, yo soy Toussaint L`Ouverture, mi nombre quizás os resulte conocido. He iniciado la venganza. Quiero que la Libertad y la Igualdad prevalezcan en Santo Domingo. Lucho por darles vida. Uníos a nosotros, hermanos, y aliaos a nosotros en la misma causa.

Su muy humilde y muy obediente servidor.
TOUSSAINT L`OUVERTURE,
General de los Ejércitos del Rey,
por el Bien Público.

sábado, febrero 10, 2007

Doña Bárbara y la práctica de la recepción



Comienzo a releer Doña Bárbara y enseguida percibo que no estoy releyendo nada. Es un nuevo libro el que tengo en mis manos, un libro acerca de una mujer bella, salvaje y terrible, que llegó de más allá del Cunaviche, de más allá del Cinaruco, de más allá del Meta, de más allá del más nunca, para tragarse tierras y hombres que valieran la pena.

Me asombra el no haber leído en verdad este libro que creía haber leído en mi ya remota adolescencia. Y es que es inédita esta muy erótica imagen de una marimacha apetecible que ha traspasado con gracia los cuarenta. Su seductora insolencia no llegué a verla ni siquiera cuando a María Bonita le correspondió encarnarla en la pantalla grande. ¿Dónde estaba metido este mujerón de la literatura venezolana que vengo a descubrir ahora?

Por los momentos, seguiré leyendo y (sin ironía, si es posible) tratando de encontrar a un especialista en Teoría de la Recepción que me explique este misterio.

domingo, enero 28, 2007

Las piernas de Debra


Acabo de ver una película vieja, de esas que pasan en un canal de cable que se dice clásico. La película era River`s edge (Al borde del río) con Anthony Quinn, Debra Paget y Ray Milland. Debo confesar que las piernas de Debra me parecieron verdaderamente tentadoras. Al comienzo de la película esas piernas se roban la cámara. Constituyen un prólogo sensual, un anuncio de belleza fogosa para el voyeur que somos todos, o casi todos. Debra Paget es, sin duda, el centro en el inicio de este viejo filme. Cuando apareció con sus ceñidos pantalones cortos debió provocar requiebros de color subido en las diversas localidades del cine Bella Vista, si es que pasaron esta película en esa bullosa sala de mi infancia. Una escena cruel cierra el comienzo seductor: Debra está bajo la ducha. La abre. Entrevista por nuestro afán de mirones que la saben totalmente desnuda, Debra empieza a dar gritos porque en lugar de agua le está cayendo una espantosa lluvia de barro. La pelirroja pide auxilio y entra su marido, Anthony Quinn, un granjero bueno que se ha casado con esta ex-presidiaria ligada a un delincuente (Ray Milland) de marca mayor. Y sigue la película, ésta sí, menor (y sin ninguna aspiración de no serlo), pero elemental y grata, hasta que -si se me permite la metonimia- Anthony Quinn toma unas piernas en sus brazos.

lunes, enero 15, 2007

En un cuento de Zúñiga

Juan Eduardo Zúñiga

En un relato de Zúñiga un judío renegado teme que su sobrino se presente de un momento a otro en su casa de Madrid, donde vive con una mujer joven y atractiva. Según la ominosa información que había recibido, el sobrino vendría de Praga y quiere ser escritor. La angustia del tío crece cada vez más. Ya se lo imagina caminando por el andén de la estación de Atocha. Ya siente que perderá a su mujer. Ve la figura del sobrino como quien percibe la llegada de la muerte. Finalmente, el indeseado visitante no llega ni llegará nunca. Su tío recibe una carta donde la familia le da cuenta de la tuberculosis que está matando al sobrino. El sobrino se llama Franz Kafka.

domingo, enero 14, 2007

Un episodio de Borges vivido por Alazraki

Julio Cortázar trabajando

El investigador busca en todas las bibliotecas de Buenos Aires la revista Huella, cuyos dos únicos números se publicaron a comienzos de la década del cuarenta. Presume que en uno de ellos fue incluido un ensayo de Cortázar sobre Rimbaud.

De manera obsesiva, Jaime Alazraki trata de conseguir ese ensayo. El dato, que tomó de un libro de Graciela de Sola, le indica que se encuentra en el número 2 de la revista Huella, que antes se llamó Canto, pero ninguno de los catálogos de las grandes bibliotecas porteñas registra la revista. Luego de numerosas pesquisas infructuosas, Alazraki llega a creer que está protagonizando una nueva versión de la enciclopedia de Tlön. Alguien le jugó una broma, piensa. Y ya a punto de desistir de su inútil empeño, obtiene una información que estima confiable: la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires tiene en su colección la revista. Hasta allá se dirige Alazraki y encuentra, por fin, el inalcanzable número 2 de “Huella”, su santo Grial de investigador cortazariano. Revisa de inmediato el índice, una y otra vez, hasta sentir un vacío letal: no está allí el mítico ensayo del cronopio. Piensa que tal vez hubo una omisión en el sumario y busca, entonces, entre sus páginas. Nada. No está. Definitivamente, todo ha sido un invento.

Decepcionado y a punto de partir se percata de que le hace falta darle una mirada al número 1 de la revista. La bibliotecaria había tenido la iniciativa de traérselo y el profesor Alazraki lo abre en este instante, tal vez por la mecánica curiosidad del investigador que no deja escapar papel alguno que el destino ponga en sus manos. Para su asombro absoluto, como en un escondrijo, a cubierto de eruditos insaciables, allí está esperándolo el espectral y escurridizo Rimbaud de Julio Denis.

Por fortuna, Alazraki, conocedor como es, especialista como es, se encuentra al tanto de que Cortázar esa vez firmó con su célebre pseudónimo.

(Fuente: Jaime Alazraki en el volumen de Rayuela publicado por la colección Archivos)

viernes, enero 12, 2007

Los cien años de Frida

Ofelia Medina, de nuevo Frida
Este año es el centenario de Frida Kahlo. Ojalá sea también la ocasión de superar la copiosa banalidad que ha pretendido apropiarse de su memoria y de mitigar el tentacular negocio que ha convertido su nombre en una marca y que, por supuesto, prohija lo primero.
No abrigo muchas esperanzas.
Sin embargo, leo acá
que Ofelia Medina ha vuelto con Frida. Esta no vez no sólo actúa. También dirige. El espectáculo, como verán en la página del enlace, se presenta en Coyoacán, en la casa del Indio Fernández y parece que le hace verdadero honor a la genuina Frida, a la que vivía en Coyoacán, a la "ñángara", a la trotskista.
Recordándola a ella (y a Trotski, algunas de cuyas páginas he estado visitando estos días), me he animado a curiosear acerca de este nuevo especáculo "frideano". Copio:
"Cada quien su Frida es un espectáculo lleno de algarabía y sufrimiento, creado por la actriz Ofelia Medina.
Con madurez en su trayectoria profesional, nos muestra rostros de Frida Kahlo poco tratados. Por fin podemos verificar en escena una Frida comunista, revolucionaria, mexicana hasta los huesos, coja, marcadamente dependiente de la morfina, muchas veces al límite de la locura, malhablada, alburera, bien `corriente`, sin ínfulas de ` artista`, `intelectual` o muy acá.

Ocurrente, muy creativa, tan alegre, tan su-frida y tan ella al mismo tiempo.
Ofelia Medina interpreta a la Frida madura y la acompañan Miriam Balderas como la Frida muerta y Teresa Ruiz como la joven, con buenas actuaciones y maravillosos trajes mexicanos originales, tejidos a mano; un deleite para los ojos".
(Crítica de Estela Leñero Franco. Revista Proceso)

miércoles, enero 03, 2007

Una sextina



SEXTINA DE LA ARENA

Me habita en esta hora una extraña
sensación de duda. Es tal vez la
misma sensación que de sorpresa
me tomó una inolvidable tarde en
el diciembre del noventa. Sobre este
mismo sofá miraba feliz el cielo.

Extraña la sorpresa en este cielo,
dijo Lezama desde su extraña
y morosa obra barroca. Al Este
resuenan sus imágenes. Es la
oscura pradera que convida en
la efusiva tarde a otra sorpresa.

Esta vez he percibido la sorpresa
que llega desde un antiguo cielo,
desde una vieja trashumancia, en
seres que aún habitan la extraña
estación de los fulgores. Con la
arena y sus recodos del Este

han llegado. Sopla viento del Este
lejano, con su armonía, su sorpresa
verbal y sus silencios. Ensaya la
palabra idónea bajo el cielo,
la repite al ritmo de una extraña
melodía. Es una invocación en

clave solitaria. Unos hombres en
ella trazaron la noche del Este,
de la que conocen su grafía extraña,
pero nunca indescifrable. Sorpresa
no existe para ellos en el cielo,
(lo leen de memoria), sino en la

infinita y tenaz arena, en la
escritura efímera y viva, en
sus pasos invisibles. El cielo
y sus letras no son el Libro. Este
se encuentra, pleno y de sorpresa,
en una piedra, en la menos extraña.

Dijo Lezama: “Extraña sorpresa”,
leyéndola en el cielo de La Habana.
Otros en el Este leen: Piedra y Nada.