Zurbarán. La casa de Nazaret. Museo de Cleveland
Tenía que ser John Berger quien pensara en la
actualidad de Palestina, al mirar una de las cálidas escenas domésticas de
Zurbarán. Después de confesar su profunda antipatía por la institución
religiosa para la cual trabajó el gran pintor de Fuente de Cantos, Berger
explica por qué a él, que está tan lejos del culto de los mártires, lo conmueve
Zurbarán. Pasó mucho tiempo sin saberlo, pero un día pudo descubrir que
la magia estaba en los oficios de la casa y en los pequeños objetos que la
habitan, amorosamente mirados por el artista.
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La ropa limpia y planchada, la mesa dispuesta y
las flores que irradian, le permiten a Berger apreciar en Zurbarán un atento
adorador de rincones, esos íntimos y hermosos refugios del hogar que a veces olvidamos.
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Berger nos invita a pasar a La Casa Sagrada de
Nazaret (está en Cleveland). Quiere mostrarnos el cuadro y decirnos que “allí
María imagina el futuro”, que “tiene un dedal en el dedo medio de la mano
derecha y una lágrima junto a la nariz”, que “a la izquierda, su hijo Jesús se
ha pinchado un dedo confeccionando una corona de espinas” y que no dejemos de
apreciar la mesa de cocina.
Nos pide que observemos que “hacia la derecha de
la pata de la mesa, en el territorio de la madre, el espacio continúa siendo el
de un cuarto familiar”, mientras que “de las rodillas para arriba, el niño está
colocado en un espacio indefinible, abierto a los ángeles”. Afirma Berger que
esos dos espacios corresponden a dos tiempos: “a la izquierda, el tiempo de la
profecía” y a la derecha, el día y la noche cotidianos. Hay un tiempo horadado,
nos dice, “como el dedo del niño, pinchado por la espina”.
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Acabo de leer la noticia de que la tregua de
tres días en Gaza se quedó en 90 minutos y que “a las nueve y media de la
mañana ya se libraban combates entre las tropas israelíes y las milicias
palestinas al sur de la Franja”.
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Dejo el periódico y vuelvo a John Berger, quien
ahora nos dice:
“Es la
visión del niño lo que hace que la madre esté tan pensativa. Esa visión le
recuerda el futuro. Prevé su destino. Y, sin embargo, ella no lo mira. En
términos espaciales, ella no mira en dirección al niño. Somos nosotros quienes
vemos ambos espacios. Ella, aunque confinada a uno solo, sabe”.
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La noticia de hoy, agregaba: “Israel bombardeó
duramente diversas posiciones en la región sureña donde asegura que se produjo
la captura. En esos ataques murieron 54 palestinos. Los combates y los
bombardeos se extendieron después a todo el enclave costero palestino. Ocho
cohetes disparados desde Gaza impactaron en Israel”.
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Ahora no dejaré de escuchar a mi guía en
Cleveland. No volveré a interrumpirlo:
“Las
madres de Nazaret que hoy prevén el destino trágico de sus hijos son las madres
palestinas. Digo esto para pensar en el siglo en que estamos viviendo. ¿Qué
significa Zurbarán en el mundo contemporáneo?
Zurbarán vuelve a hablarnos hoy porque pinta
las cosas –cosas que podríamos encontrar en un mercado de pulgas- con una
concentración y un cuidado que nos recuerdan que alguna vez fueron sagradas”.
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“Fueron sagradas”, repito, como la abuela
Amelia, y se hace este silencio...