
Shelley Winters
El primer mes del año se acaba de llevar a una de las mejores segundas del cine. Tal vez ese lugar le permitió vivir 85 años sin los apremios del estrellato. Por eso pudo ser sensual y gorda y envejecer con gracia. Yo la recuerdo sobre todo como la madre de Lolita. No importa que sus kilos y sus años la colocaran en desventaja dentro de la historia de Nabokov contada por Kubrick. Su calidad actoral se encargó de hacerla inolvidable.
Desde acá envío flores a su tumba.