
Comienzo a releer Doña Bárbara y enseguida percibo que no estoy releyendo nada. Es un nuevo libro el que tengo en mis manos, un libro acerca de una mujer bella, salvaje y terrible, que llegó de más allá del Cunaviche, de más allá del Cinaruco, de más allá del Meta, de más allá del más nunca, para tragarse tierras y hombres que valieran la pena.
Me asombra el no haber leído en verdad este libro que creía haber leído en mi ya remota adolescencia. Y es que es inédita esta muy erótica imagen de una marimacha apetecible que ha traspasado con gracia los cuarenta. Su seductora insolencia no llegué a verla ni siquiera cuando a María Bonita le correspondió encarnarla en la pantalla grande. ¿Dónde estaba metido este mujerón de la literatura venezolana que vengo a descubrir ahora?
Por los momentos, seguiré leyendo y (sin ironía, si es posible) tratando de encontrar a un especialista en Teoría de la Recepción que me explique este misterio.
3 comentarios:
Será otro el Altazor que ahora está resignificando?
Seguro que es otro el Altazor que ahora lee.
No olvidemos aquellos exactos versos de Neruda:
"Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos".
Pues a releer a la Doña, que he leído varias veces, pero que ahora que mencionas, no he de haber leído todavía.
Revisaré el cielo a ver cómo andan los rebullones...
abrazo.
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