Guillermo Martínez comenzó a jugar tenis a los once años. Quiso ser campeón y tuvo entrenadores que le enseñaron buenas técnicas. Jugó con regularidad durante su adolescencia, compitiendo en diversos torneos regionales. Cuando ingresó a la universidad para estudiar matemática fue alejándose de esa vocación deportiva. Hoy en día es un exitoso narrador (Crímenes imperceptibles) y un buen ensayista, como lo revelan sus libros Borges y la matemática y La fórmula de la inmortalidad. En este último está incluido un delicioso ensayo en cuyas páginas Martínez afirma que el centro del cuento (su verdadero secreto) se encuentra en una frase de la célebre y ejemplar enumeración de lo que Borges vio en el aleph.
Carlos Argentino Daneri había tramado de modo perfecto su venganza. Borges baja al sótano impelido por la curiosidad, ve el aleph y enumera algunas de las cosas que encierra el preciado objeto. Entre otras, menciona “las cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino”. El narrador no hace comentario alguno y sigue enumerando el aparente caos de sus visiones, pero el golpe ha sido letal, aunque no se manifieste. Lo sintió en silencio. Lo sentimos sus lectores. He allí el punto final del misterio, según Guillermo Martínez, quien al redondear su argumento recuerda la frase que Daneri le dijo a Borges para animarlo a bajar al sótano: “Muy en breve podrás entablar un diálogo con todas las imágenes de Beatriz”. Lo demás son epílogos.
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