El Greco. Retrato de Paravicino
Luis Cernuda le habló un día a Fray Hortensio Félix Paravicino.
El encuentro de estos dos españoles del exilio eterno tuvo lugar en Boston.
Luis Cernuda le preguntó:
“¿También tu aquí, hermano, amigo,/ maestro, en este limbo?”.
Después fue recreando el paisaje que el fraile contempla
desde el instante en que el Greco dio por concluido su retrato portentoso:
“...aquel paisaje bronco
de rocas y de encinas, verde todo y moreno,
en azul contrastado a la distancia,
de un contorno tan neto que parece triste”.
Los dos exiliados intercambiaron ausencias.
Cerró el encuentro un verso inesperado:
“Un eco aquí de las tristezas nuestras”.
Y ahí, en esa frase,
Luis Cernuda le preguntó:
“¿También tu aquí, hermano, amigo,/ maestro, en este limbo?”.
Después fue recreando el paisaje que el fraile contempla
desde el instante en que el Greco dio por concluido su retrato portentoso:
“...aquel paisaje bronco
de rocas y de encinas, verde todo y moreno,
en azul contrastado a la distancia,
de un contorno tan neto que parece triste”.
Los dos exiliados intercambiaron ausencias.
Cerró el encuentro un verso inesperado:
“Un eco aquí de las tristezas nuestras”.
Y ahí, en esa frase,
quedaba dicho todo.
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