Fabricio Jiménez Morales
Cuando ya parecía imposible Fabricio consiguió los dos tomos de un libro que afanosamente buscaba (un libro de música: Armonía e improvisación, de Almir Chediak). La visita a la dirección precisa que le dieron, donde con seguridad lo encontraría, resultó frustrante: no había ni rastro de la escuela de música que se suponía allí ubicada. Decepcionados, resolvimos caminar por esa misma calle (Nuestra Señora de Copacabana) hasta que diéramos con una discotienda que visité hace tres años y encontrar, al menos, un disco para Israel. No había tiempo para más. Le dije a Fabricio: no te preocupes,."el azar concurrente" se encargará de conseguir el libro en las pocas horas que te quedan en la ciudad. Ya resignado, sugirió que camináramos por la Avenida Atlántica para pasar por el frente del Copacabana Palace y contemplar la fachada del hotel carioca de las Mil y una Noches. A Miguel y a mí nos pareció lo mejor y así, tomamos a la izquierda por la calle Duvivier. No habíamos avanzado mucho cuando nos topamos con una librería (después sabríamos que era la mejor librería de música brasileña de Río, Bossa Nova y compañía), situada, además, en un lugar mítico de la historia musical carioca: Beco das garrafas (también lo sabríamos después). "Hay que entrar, ¡aquí está el libro!", dije entonces, a ciegas. En efecto, allí Fabricio compró los dos tomos, quejándose sólo del precio que estaba un poquito más alto que el que había visto en internet, pero contento por el hallazgo, por la inesperada dicha de encontrar el libro de Chadiak. Por supuesto, no desaproveché la ocasión para atribuirle al azar concurrente de Lezama esa fortuna.
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