Noche de lectura en mi casa de la 17. Me dejaba llevar por las palabras, sobre todo por aquellas que no entendía y que me iba diciendo a media voz. Esas palabras me iluminaban sin saber por qué. No importaba saberlo. Las leía en poemas que me siguieron gustando durante mucho tiempo. Eran poemas insomnes. Yo tomaba café y me internaba en la penumbra.
Después recuerdo un laberinto, un laberinto que leía en voz alta, ya en la mañana. Allí se hablaba de la muerte de Ariadna. Y a mí me gustaba Ariadna S, la distante Ariadna que vivía en la 18...
Después recuerdo un laberinto, un laberinto que leía en voz alta, ya en la mañana. Allí se hablaba de la muerte de Ariadna. Y a mí me gustaba Ariadna S, la distante Ariadna que vivía en la 18...
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