martes, mayo 15, 2012

Carlos Fuentes y las buenas conciencias



La casa de Las Buenas Conciencias, en Guanajuato

Lo leí mucho y con enorme gusto en una época. Siempre lo admiré. Lo admiro. Cuando hace un par de años visité por vez primera Guanajuato, fui a ver la casa de Jaime Ceballos, el personaje de su novela Las buenas conciencias. Ninguna placa identificaba en ella la presencia de Carlos Fuentes. Compré un libro en la pequeña librería de viejo de la esquina y hablé del novelista con la dueña. Al despedirme le dije: "Ojalá que en mi próxima ...visita el nombre de Carlos Fuentes comparta ya su luz con el resplandor de estas paredes". Nos despedimos recordando algunas páginas de su bella novela galdosiana.

Leo ahora el comienzo del capítulo 1 y miro una foto que le hice a la casa:

"Esta es la gran casa de cantera, habitada hasta el día de hoy por la familia. La historia de Guanajuato ha patinado sus muros de piedra rosa. Las vidas de los Ceballos, sus alcobas y corredores. La gran casa de cantera, situada entre la bajada del Jardín Morelos y el Callejón de San Roque, frente al templo del mismo nombre y a unos metros de la hermosa plazuela a la que dan fama, año con año, las representaciones, en un escenario casi natural de faroles, árboles, rejas, muros ocres y cruces de piedra, de los entremeses de Cervantes".

Cierro el libro y agradezco a Carlos Fuentes tantas emociones, tantas páginas entrañables. El ahora descansa en paz, pero aquí esta su prodigiosa luz mexicana.

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