martes, diciembre 31, 2013

El mar de los inicios


Emilio Salgari

Era un novelista celebrado y un notable maestro del cuento. Conocía todas las teorías y era capaz de parodiar los estilos narrativos más diversos. Participaba en simposios importantes y redactaba estupendas ponencias para revelar la mediocridad de algunos y elogiar las ingeniosas búsquedas de otros. De regreso de vanguardias y de matatextos prodigiosos, podía enunciar métodos y claves de exitosas escrituras y dar consejos desde su sapiencia elaborada. Había leído a los clásicos y los citaba con elegancia y precisión. Canonizaba.

Cuando estaba a punto de olvidar por completo su fuente primigenia, tuvo la suerte de toparse en una librería de la calle Corrientes con un librito de tapa amarilla que se exhibía en la mesa de los saldos. Al abrirlo, dio con su vida entera y recordó su verdadero origen literario.

Volvió a un viejo barco y navegó en su memoria por el lejano mar de los inicios. Rehízo la ruta hacia una noche terrible y vio a un hombre que lloraba por vez primera. Oyó cuando se reponía y daba esta orden:

¡Yáñez, rumbo a Java! ¡El tigre de la Malasia ha muerto para siempre…!”
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Lo anterior no es más que el vano intento de resumir una espléndida página de Abelardo Castillo, sólo porque hoy también he vuelto a leer a Salgari, a quien tanto debemos y a veces olvidamos.