sábado, agosto 02, 2014

La casa sagrada


Zurbarán. La casa de Nazaret. Museo de Cleveland


Tenía que ser John Berger quien pensara en la actualidad de Palestina, al mirar una de las cálidas escenas domésticas de Zurbarán. Después de confesar su profunda antipatía por la institución religiosa para la cual trabajó el gran pintor de Fuente de Cantos, Berger explica por qué a él, que está tan lejos del culto de los mártires, lo conmueve Zurbarán. Pasó mucho tiempo sin saberlo, pero un día pudo descubrir que la magia estaba en los oficios de la casa y en los pequeños objetos que la habitan, amorosamente mirados por el artista.
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La ropa limpia y planchada, la mesa dispuesta y las flores que irradian, le permiten a Berger apreciar en Zurbarán un atento adorador de rincones, esos íntimos y hermosos refugios del hogar que a veces  olvidamos.
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Berger nos invita a pasar a La Casa Sagrada de Nazaret (está en Cleveland). Quiere mostrarnos el cuadro y decirnos que “allí María imagina el futuro”, que “tiene un dedal en el dedo medio de la mano derecha y una lágrima junto a la nariz”, que “a la izquierda, su hijo Jesús se ha pinchado un dedo confeccionando una corona de espinas” y que no dejemos de apreciar la mesa de cocina.  

Nos pide que observemos que “hacia la derecha de la pata de la mesa, en el territorio de la madre, el espacio continúa siendo el de un cuarto familiar”, mientras que “de las rodillas para arriba, el niño está colocado en un espacio indefinible, abierto a los ángeles”. Afirma Berger que esos dos espacios corresponden a dos tiempos: “a la izquierda, el tiempo de la profecía” y a la derecha, el día y la noche cotidianos. Hay un tiempo horadado, nos dice, “como el dedo del niño, pinchado por la espina”.
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Acabo de leer la noticia de que la tregua de tres días en Gaza se quedó en 90 minutos y que “a las nueve y media de la mañana ya se libraban combates entre las tropas israelíes y las milicias palestinas al sur de la Franja”.
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Dejo el periódico y vuelvo a John Berger, quien ahora nos dice: 

Es la visión del niño lo que hace que la madre esté tan pensativa. Esa visión le recuerda el futuro. Prevé su destino. Y, sin embargo, ella no lo mira. En términos espaciales, ella no mira en dirección al niño. Somos nosotros quienes vemos ambos espacios. Ella, aunque confinada a uno solo, sabe”.
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La noticia de hoy, agregaba: “Israel bombardeó duramente diversas posiciones en la región sureña donde asegura que se produjo la captura. En esos ataques murieron 54 palestinos. Los combates y los bombardeos se extendieron después a todo el enclave costero palestino. Ocho cohetes disparados desde Gaza impactaron en Israel”.
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Ahora no dejaré de escuchar a mi guía en Cleveland. No volveré a interrumpirlo: 

Las madres de Nazaret que hoy prevén el destino trágico de sus hijos son las madres palestinas. Digo esto para pensar en el siglo en que estamos viviendo. ¿Qué significa Zurbarán en el mundo contemporáneo? 

Zurbarán vuelve a hablarnos hoy porque pinta las cosas –cosas que podríamos encontrar en un mercado de pulgas- con una concentración y un cuidado que nos recuerdan que alguna vez fueron sagradas”.
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“Fueron sagradas”, repito, como la abuela Amelia, y se hace este silencio...