martes, mayo 29, 2012

Sonora prenda por Alonso hallada

Granada. Generalife

El toledano acaba de conocer por su amigo Juan una insuperable maravilla e imagina el gusto que ella habrá de depararle. Así, comienza a ensayarla con pie firme. Se le pone -con razón- que muy pronto será suya, y agradece a Dios que al embajador de la Serenísima se le haya ocurrido confiarle a Juan este prodigio.

Es el año 1526 y en la corte carolina de Granada están sonando ya endecasílabos.

Cuando Dámaso Alonso se refiere al hecho anterior en un bellísimo ensayo sobre Garcilaso, se emociona, y al describir el instrumento que, vía Navagero, había llegado de Italia a oídos de Boscán, desliza en su prosa una frase que tomo para mí como la mejor definición de dicho metro. Esa frase es, por cierto, un redondo endecasílabo:

Dulce violín de musical madera.

Provoca asaltar a Garcilaso y responder:

Sonora prenda por Alonso hallada.








domingo, mayo 20, 2012

Borges y el regalo interminable


Jorge Larco. Oleo


“…ahora es ilimitada, incesante, capaz de cualquier forma y cualquier color y no atada a ninguno”
(Borges, The unending gift)

Siempre está ahí.
A veces es sólo su blancura en la pared, la extensa lejanía de su música.
Ha sido acuarela en las mañanas de lluvia, óleo vespertino en el verano.
Un día fue oro de los tigres y lo vi moverse, en Sumatra o en Palermo.
Siempre está ahí, interminable.
No sé si es una versión de mi libro de arena
o un simple regalo que Jorge Larco no ha terminado de pintar.

viernes, mayo 18, 2012

Juan Rulfo y el caballo


Fotógrafo: JUAN RULFO. ¿Están acá el caballo del texto citado y el motivo de su pánico?


El 15 de mayo del 2017 recordaremos a Carlos Fuentes. Habrán transcurrido cinco años de la despedida que le hacemos desde el martes pasado, pero el gran momento de la memoria mexicana será al día siguiente: el centenario de Juan Rulfo.

Rulfo es el iniciador de un nuevo tipo de novela en español. Su Pedro Páramo, alucinante lección de estilo, es también el libro de la geografía desolada que América lleva en el alma. A todos, de algún modo, nos cambió Pedro Páramo. Ningún lector fue el mismo después de que Juan Rulfo le recordó sus mitos.

Ahora abro su pequeña y grande obra maestra y extraigo este prodigio equino:

Un caballo pasó al galope donde se cruza la calle real con el camino de Contla. Nadie lo vio. Sin embargo, una mujer que esperaba en las afueras del pueblo contó que había visto el caballo corriendo con las piernas dobladas como si se fuera a ir de bruces. Reconoció el alazán de Miguel Páramo. Y hasta pensó: `ese animal se va a romper la cabeza`. Luego vio cuando enderezaba el cuerpo y, sin aflojar la carrera, caminaba con el pescuezo echado hacia atrás como si viniera asustado por algo… dejado allá…”

"Hay un México de luz en Rulfo", dijo Carlos Fuentes al ver algunas fotos del autor de El llano en llamas. Veamos la de arriba donde podría estar el caballo del texto transcrito, así como el motivo de su pánico.

miércoles, mayo 16, 2012

Paredes


El poeta Gamoneda mira las paredes de su casa y se entristece. Toma la pluma y escribe un blue que me gusta, pero, aún así, prefiero las paredes de Hernández, pintadas, no vacías.

Las paredes…

(Veo una foto con paredes llenas de luz. Es la casa madrileña de Vicente Aleixandre, en la mítica calle que ahora lleva su nombre):






martes, mayo 15, 2012

Carlos Fuentes visto por Martín en Madrid




CARLOS FUENTES en Madrid. Junio 1999. Foto: MARTIN CASTILLO MORALES

Creo recordar que cuando Martín le mostró a Carlos Fuentes la foto que le hizo hace 13 años en Madrid, el gran novelista le dijo algo así como "Me pusiste más viejo". Martín lo recordará mejor. Yo sólo soy un testigo referencial, que guarda orgulloso el retrato que su hijo le hizo al gran escritor, padre a su vez de un fotógrafo que se fue de este mundo siendo muy joven. La foto la colgué en mi facebook el pasado 11-11-11, día en que Fuentes cumplió 83 años. La precedió este breve texto:
“Hoy, 11-11-11, CARLOS FUENTES está de cumpleaños. En este retrato que Martín le hizo en el año 99 le adelantó los 83 años que ahora cumple.

Releo la novela Cumpleaños, que tanto me gustó en el 70 y que forma con Aura, un díptico maravilloso y terrible. En voz alta me repito algunas de sus páginas borgeanas y paladeo las muchas vidas del cumpleañero de la novela, para imaginarme de nuevo “teólogo en fuga... labriego numeroso en tierras de Poitiers y falconero de un duque español en mi siguiente resurrección…”.

Busco subrayados y encuentro líneas sobre la memoria. Me acuerdo entonces que la dedicatoria de este libro me encantaba y a ella voy para recitármela de nuevo, como si cada sílaba fuese una gota: `A Shirley MacLaine, recuerdo de la lluvia en Sheridan Square`”.



Carlos Fuentes y las buenas conciencias



La casa de Las Buenas Conciencias, en Guanajuato

Lo leí mucho y con enorme gusto en una época. Siempre lo admiré. Lo admiro. Cuando hace un par de años visité por vez primera Guanajuato, fui a ver la casa de Jaime Ceballos, el personaje de su novela Las buenas conciencias. Ninguna placa identificaba en ella la presencia de Carlos Fuentes. Compré un libro en la pequeña librería de viejo de la esquina y hablé del novelista con la dueña. Al despedirme le dije: "Ojalá que en mi próxima ...visita el nombre de Carlos Fuentes comparta ya su luz con el resplandor de estas paredes". Nos despedimos recordando algunas páginas de su bella novela galdosiana.

Leo ahora el comienzo del capítulo 1 y miro una foto que le hice a la casa:

"Esta es la gran casa de cantera, habitada hasta el día de hoy por la familia. La historia de Guanajuato ha patinado sus muros de piedra rosa. Las vidas de los Ceballos, sus alcobas y corredores. La gran casa de cantera, situada entre la bajada del Jardín Morelos y el Callejón de San Roque, frente al templo del mismo nombre y a unos metros de la hermosa plazuela a la que dan fama, año con año, las representaciones, en un escenario casi natural de faroles, árboles, rejas, muros ocres y cruces de piedra, de los entremeses de Cervantes".

Cierro el libro y agradezco a Carlos Fuentes tantas emociones, tantas páginas entrañables. El ahora descansa en paz, pero aquí esta su prodigiosa luz mexicana.