viernes, diciembre 16, 2005

Julián Marías y el Alción

15-12-05:

Murió hoy Julián Marías. Lo vi en El País. Tenía 91 años. Formó parte de la verdadera nobleza española: la de los intelectuales dignos. Lo conocí por su libro de historia de la filosofía, durante mi ya remoto bachillerato. Se decía que era sólo un custodio de la memoria de Ortega. No leí ninguno de sus otros libros y me quedé durante años con la injusta imagen de un Marías fiel guardián del orteguismo y nada más. Pasó el tiempo. Un día curioseando en una librería de Caracas con Gonzalito Ramírez y Alfredo Chacón, tomé en mis manos uno de los tomos de las memorias de Julián Marías. Alfredo comentó de inmediato: “Ese libro no me lo leo ni que me paguen. Qué pavoso debe ser”. Siguió pasando el tiempo. Ocho años, quizá. En una de mis frecuentes visitas a la librería mencionada (es la Ludens) me consigo con Alfredo Chacón. Conversamos amablemente, como siempre. Yo busco libros en el estante donde se encuentran los diarios y las memorias. Tomo de nuevo uno de los volúmenes de memorias de Julián Marías y le digo a Alfredo que esta vez sí voy a llevármelo, porque realmente me interesa el autor. Y Alfredo me responde: “He cambiado de opinión sobre Julián Marías. Leí un artículo de su hijo Javier y me parece que debemos ver de otra manera a su padre”. No sé si Alfredo se llevó también los tres tomos de memorias del filósofo. Lo cierto es que yo sí lo hice. Y después busqué más libros de Julián Marías. Y lo fui leyendo con creciente admiración, con acuerdos y con desacuerdos, pero siempre tratando de comprenderlo, de aprender de su visión del mundo, de indagar en su preocupación por los sentimientos, por las ilusiones, por el carácter de su pueblo. Hará unos dos o tres años sus libros acerca de España me alentaron a plantear en varios escenarios la posibilidad cierta del entendimiento en esta Venezuela dividida que vivimos hoy en día. Así, me pareció muy pertinente la reflexión de Julián Marías acerca del tema de la discordia civil, sobre la base de su experiencia personal. Fue de ese modo como surgió en él la figura del alción, que yo tomé para identificar los diálogos que promoví en la UNEY, y también para bautizar una casa que ocupamos en San Felipe, donde funcionan ahora varias unidades administrativas de la universidad. Le debo a Julián Marías ese estímulo, ese símbolo, esos momentos alciónicos. Pero fue realmente en una novela de su hijo Javier, Tu rostro mañana (Fiebre y Lanza), donde encontré la mejor descripción de la entereza moral de este hombre extraordinario que acaba de morir en Madrid. Allí está el gran homenaje a su magisterio vital. Hoy releeré esas páginas.

4 comentarios:

Henry S. dijo...

Estos dias estoy con Tu rostro mañana. Es un libro excelente.

Pablo Bautista dijo...

Tu rostro mañana es excelente, mis favoritas sus páginas en las que abandona el argumento de la novela y se arroja al vacío de la emoción.

Felices fiestas

Anónimo dijo...

Encuentro con Julián Marías en Pamplona 1983.

En una ocasión en la cual estudiaba un Doctorado en Filosofía y Letras en la Universidad de Navarra (sobre la filosofía de Ortega), Don Julián Marías visitó la sede de la UNED de esa ciudad. Concurrí a su conferencia, al final de ésta le formulé dos preguntas sobre Ortega, la primera en relación a Cervantes y la segunda sobre su vínculo con hispanoámerica. El profesor Marías respondió brillantemente. Luego conversé largamente con él y en esa ocasión me preguntó sobre un discípulo suyo, fallecido en 1982 y que viajó a Chile en 1952 y que se llamaba Francisco Soler Grima. Le expliqué que lo conocía y que había sido mi tutor en mi tésis de licenciatura en filosofía en la Universidad de Chile. El profesor Marías me dijo que había lamentado mucho su fallecimiento y que guardaba de él muy buenos recuerdos.También estuvo en ese encuentro el Obispo de Pamplona Moseñor José María Cirarda.Con el Profesor Marías nos fotografiamos, me dedicó su obra "Historia de la Filosofía" y concordamos encontrarnos de nuevo en Madrid.
Cuando recientemente me enteré de su fallecimiento, sentí mucha pena y nostalgia por su extraordinaria figura intelectual y por aquel grato encuentro en Pamplona. Hace poco viajé a Buenos Aires y en una librería de la calle Corrientes encontré los tres tomos de sus "Memorias". Actualmente preparo un libro sobre la figura intelectual del filósofo Julián Marías visto desde Chile.

Marcelo González Colville
Doctor en Filosofía
Universidad de Playa Ancha
Valparaíso, Chile

Biscuter dijo...

Reciba, tardíamente, mi saludo y mi agradecimiento por su bello y valioso comentario.