jueves, agosto 31, 2006

Una foto


El cantor de tangos de la Calle Florida



El paisaje urbano. El trozo de nostalgia. La mirada que busca captar un instante. La fugacidad de la experiencia. El personaje y mi imaginación que lo reinventa.


Sólo la memoria lo atesora todo. Lo dijo Borges en su ontología negativa ("Sólo una cosa no hay. Es el olvido"). El problema está en cómo hacer manifiesta esa memoria, en cómo recuperar una emoción remota.


La fotografía ayuda, ciertamente, pero siempre habrá una ausencia.

sábado, agosto 26, 2006

Un poema llamado Juan Sánchez Peláez

No es una metáfora para rendirle homenaje al poeta total que fue Juan Sánchez Peláez. Pudiera serlo, me digo. Es, en verdad, un poema, un poema escrito por su amigo el argentino Francisco Madariaga ("el Coco" Madariaga de sus afectos) que copio a continuación:

JUAN SANCHEZ PELAEZ

"COMO suena y sueña aquel trueno"

Así sueña mi sueño en el sueño de un hada,
y en él me escondo y escucho cómo
dando "un paso hacia el jardín y el desierto"
llega la amistad de un poeta y su
libro AIRE SOBRE EL AIRE.

¡Qué aire terrestre, qué tierra
de aire!
salen de su poesía para remojarse y
sonreír como un fantasma de la infinitud.

"Y quédense tranquilos nuestra vida y muerte"

Franciscco Madariaga (País Garza Real, Edit. Argonauta, Buenos Aires, 1997)

sábado, agosto 19, 2006

Lorca y el abanico



Para recordar a Lorca, 70 años después:

Podría sólo Federico
poner en copla el sin igual
privilegio de este abanico
por Salinas, por Marichal

(Jorge Guillén)

miércoles, agosto 16, 2006

Cleva rara, amiga como un cervato


Cleva dedica a Lezama

El pasado 14 de agosto Cleva hubiera cumplido 80 años.

Todavía Cleva Solís no es suficientemente conocida (¿alguien podrá serlo de veras?), a pesar de haber sido la otra poetisa importante del legendario grupo “Orígenes”.

Su poesía maravilló a José Coronel Urtecho asombrado por un libro de Cleva titulado Los sabios días. Lo sedujo la música del libro, el poema narrativo sobre Gershwin, la rara sintonía con su mundo, la voz admirativa de la autora.

En un bello poema titulado Carta a Cleva Cintio Vitier escribió estos versos que –me parece- hacen justicia a la gracia inusual que prodigaba la maga predilecta de Lezama:

Cleva rara,
amiga como un cervato, serio arbusto,
una tarde llegaste disfrazada de pregunta,
de pequeño enigma. Rasgabas ya la tela
donde habían pintado los dioses sus arabescos, sus dictámenes,
traías lo que habías encontrado en el morado,
a mirada del liquen, las leyes del telar,
el fósforo en la gruta, el tranvía transparente,
la marquetería del danzón, el ave
que remonta gritando cuando el azafrán.
Traías sacos de cosas, no de palabras,
de élitros, de fondos, de familia, no de pausas.
Claro, nos confundimos un poco. Teníamos grietas
por donde soplaba el frío que de pronto era música.
Necesitábamos tus cosas, tu cocuyo, tu azulejo,
cervato huraño arbusto serio, el eje
levemente inclinado hacia la tierra,
el pelo vago por las constelaciones, charla que te charla.
¿Qué dice, qué dice Cleva? ¿Cuál es la clave,
desde cuándo el sinsonte cantó en el naranjo,
tiré la sota al abismo, se vio la cola del cometa
que significa el fin?
(...)
La Habana mojada suelta luciérnagas granate,
Cleva llega con una jaba de mandarinas,
se pone el delantal, hace la sopa..
.”

Cintio Vitier

domingo, agosto 06, 2006

El maestro de segundo grado

Paseo del Prado. La Habana


El maestro habla ahora de los primeros pobladores de la isla. Ya lo había hecho de Colón y de sus tres carabelas. Un niño lo sigue fascinado, aunque le cause mucha gracia la suave voz cantada del maestro. Piensa –y con razón- que no es cubano, porque cuando dijo “Santa María”, creyó oírle decir otra cosa. “María sí dijo”, pero “Santa no”.  

El maestro proviene de Venezuela y lleva apenas unos meses en Cuba. Se trata de un joven de 22 años, nacido en San Antonio del Táchira, que llegó a La Habana huyendo de la dictadura de su primo Juan Vicente Gómez. No perdió tiempo y desde su arribo a la isla inició una campaña contra la tiranía venezolana, mediante la publicación de revistas y artículos de prensa que ya alcanzan difusión continental, y que habrán de depararle pronto la honrosa admiración de Vargas Vila. Para sobrevivir, se ha incorporado como maestro de segundo grado en este prestigioso colegio habanero de varones, donde lo hemos encontrado hoy, 1 de octubre de 1921.  

El niño sigue oyendo a su maestro y se imagina un hermoso reino de taínos y siboneyes. Hace un dibujo en el cuaderno, pinta de violeta el mar, y mezcla esas imágenes con las de un país desconocido, de donde dicen que ha llegado su maestro. En su casa dirán: “Venezuela, eso quedará allá, en Jacksonville”, como si aludiesen a la Atlántida o a una comarca muy lejana.  

Después de varias horas, el niño saldrá del colegio con su tiza de costumbre, para rayar las paredes en alegre ruta hacia su casa. Se detendrá en un portón y allí dibujará un barquito y escribirá debajo: “Janta María”, como lo oyó en la clase.
-- 

(El maestro es un tachirense llamado Francisco Laguado Jaime. Por varios años seguirá su prédica antigomecista. Se vinculará a Julio Antonio Mella, así como a los activistas venezolanos que llegarán a la isla buscando apoyo contra Gómez. En 1929 será asesinado por el gobierno de Machado, a instancias del dictador de Venezuela, al tanto de todo, por los muchos y eficientes espías que tiene en el Caribe y Centroamérica. Después de salvajes torturas, Laguado Jaime fue envuelto en un saco y lanzado al mar, en la boca del Morro.  

El niño se llama José María Andrés Fernando y es hijo del Coronel José María Lezama y Rodda y de Rosa María Lima y Rosado. Se le conocerá años después como José Lezama Lima.  

El Colegio es el San Francisco de Paula, situado en Concordia 18. Lo dirige don Pablo Mimó. En sus aulas también estudió el Coronel).

sábado, agosto 05, 2006

Una espina jamás abolirá la rosa


Luis Alberto Crespo

Abro un libro de Armas Alfonzo titulado Cada espina. Tres historias de amor. Luis Alberto me contó que Armas Alfonzo le solicitó autorización para colocar en ese libro un verso suyo: “Cada espina es sólo el latido”.

Veo el epígrafe. Cierro el libro y lo abro de nuevo y leo: “El 5 de agosto, cumpleaños de mi papá, me hizo crisis la serie de síntomas que se me aparecieron el 20 de julio”.

Ya no me asombro. El azar concurrente quiere que me pasen con frecuencia estas cosas. Hoy es 5 de agosto, desde luego. Podría seguir asociando: hoy me hizo crisis la gripe, ayer operaron con éxito a mi padre.

No la toques ya más, que así es la espina.

miércoles, agosto 02, 2006

Elena y los elementos


Moreau

"Paso a la desconocida anegada con la sábana azul de la lejanía.

(...)

Paso a la desconocida: sus pies son cometas frenéticos, sus manos son helechos sagrados, su música, la música silenciosa de los desiertos."

(Juan Sánchez Peláez, Elena y los elementos)

Helena jamás estuvo en Troya.
Lo dijo Estesícoro de Hímera,
siciliano inmortalizado por Platón
en alguno de sus diálogos.
Y le creo.

Así que los griegos se pelearon por un fantasma,
por el eterno fantasma de la desconocida
o por la mujer que no vimos de Paz Castillo,
aunque alguna vez hayamos dado gracias por su rostro,
repitiendo lo que Borges, enamorado,

escribió en su segundo poema de los dones.

Yo sé -nadie más tiene por qué creerlo-
que Helena cumplió años el 30 de julio
y que su fantasma -sólo su fantasma-
sigue causándonos estragos.