domingo, noviembre 13, 2005

Rothko: la noche de la melancolía


Mark Rothko

Giorgio Agamben, un autor que frecuento con gusto desde hace algunos años y que he procurado difundir sin mucho éxito en mi entorno (reconozco que a veces me pongo “ladilla”), escribió un valioso ensayo sobre la melancolía. Ese ensayo está incluido en su obra Estancias y empieza como si fuese una novela de Umberto Eco: “Durante toda la Edad Media, un azote peor que la peste que infecta los castillos, las villas y los palacios de la ciudad del mundo se abate sobre las moradas de la vida espiritual, penetra en las celdas y en los claustros de los monasterios, en las tebaidas de los eremitas, en las trapas de los reclusos”.

Es la melancolía, “el más letal de los vicios, el único para el cual no hay perdón posible”, como dice Agamben cuando concluye el primer párrafo de su libro cautivante. Creo que su ensayo logra ubicar el tema en nuestro tiempo porque todavía Saturno está devorando a sus hijos.

La melancolía, raíz de tantos males, llega silenciosa y como “la resaca de todo lo sufrido” se te empoza en el alma y hace estragos en los poetas y en los enamorados. Es antiquísima. Aristóteles se ocupó de ella y también toda la patrística, hasta llegar al ya clásico estudio de Panofsky y Saxl. Recibió el nombre de “bilis negra”, por vía etimológica y fue ominosamente mentada como “acedia”, “tristitia” o “taedium vitae”.

Bajo el signo ascendente de Saturno, señor de los anillos, el sol negro de la melancolía nos arropa muchas veces. Para conjurarlo, debemos leer a Nerval y (homeopáticamente) a Vallejo, quien, por cierto, nació “un día que Dios estuvo enfermo, grave”.

También podemos leer los poemas desolados de Silvia Plath, de Alejandra Pizarnik y de Hart Crane. Y muchísimas páginas de Virginia Woolf, por nombrar sólo autores que ahora recuerdo.

¿Quién salva a Dios de su melancolía?

Creo que lo salva Rothko, quien tiene en su haber la más oscura noche de la melancolía.

7 comentarios:

Henry S. dijo...

La melancolía, raíz de tantos males... Bazo, el organo de la melancolía, extirpado por tumor de dos kilos y medio.

Anónimo dijo...

Nombraste a seis suicidas o a siete, si Dios ya se decidió.

Tecnorrante dijo...

Puede que Dios se haya decidido ya, sólo que recuerdo que alguien contó que para él los minutos son siglos... habrá que esperar.

Otro Rothko! Buenísimo

¿Que Dios detrás de Dios la trama empieza?

¿Cuantos suicidas más?

Anónimo dijo...

Tristeza nao tem fim.
Felicidade sim.

Pablo Bautista dijo...

rothko le puso color al asunto...

bueno, le puso color y luego se lo fue quitando poco a poco

qué fantástico post

Anónimo dijo...

Mark Rothko

Anónimo dijo...

De acuerdo con los griegos, todo un temperamento, la melancolía. ¿Qué sería de la vida con tan sólo coléricos y sanguíneos? ¿habría alguien que se atrevise a deletrearla?