Paseo del Prado. La Habana
El maestro habla ahora
de los primeros pobladores de la isla. Ya lo había hecho de Colón y de sus tres
carabelas. Un niño lo sigue fascinado, aunque le cause mucha gracia la suave
voz cantada del maestro. Piensa –y con razón- que no es cubano, porque cuando
dijo “Santa María”, creyó oírle decir otra cosa. “María sí dijo”, pero “Santa
no”.
El maestro proviene de
Venezuela y lleva apenas unos meses en Cuba. Se trata de un joven de 22 años,
nacido en San Antonio del Táchira, que llegó a La Habana huyendo de la
dictadura de su primo Juan Vicente Gómez. No perdió tiempo y desde su arribo a
la isla inició una campaña contra la tiranía venezolana, mediante la
publicación de revistas y artículos de prensa que ya alcanzan difusión continental,
y que habrán de depararle pronto la honrosa admiración de Vargas Vila. Para
sobrevivir, se ha incorporado como maestro de segundo grado en este prestigioso
colegio habanero de varones, donde lo hemos encontrado hoy, 1 de octubre de
1921.
El niño sigue oyendo a
su maestro y se imagina un hermoso reino de taínos y siboneyes. Hace un dibujo
en el cuaderno, pinta de violeta el mar, y mezcla esas imágenes con las de un
país desconocido, de donde dicen que ha llegado su maestro. En su casa dirán:
“Venezuela, eso quedará allá, en Jacksonville”, como si aludiesen a la
Atlántida o a una comarca muy lejana.
Después de varias horas,
el niño saldrá del colegio con su tiza de costumbre, para rayar las paredes en
alegre ruta hacia su casa. Se detendrá en un portón y allí dibujará un barquito
y escribirá debajo: “Janta María”, como lo oyó en la clase.
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(El maestro es un
tachirense llamado Francisco Laguado Jaime. Por varios años seguirá su prédica
antigomecista. Se vinculará a Julio Antonio Mella, así como a los activistas
venezolanos que llegarán a la isla buscando apoyo contra Gómez. En 1929 será
asesinado por el gobierno de Machado, a instancias del dictador de Venezuela,
al tanto de todo, por los muchos y eficientes espías que tiene en el Caribe y
Centroamérica. Después de salvajes torturas, Laguado Jaime fue envuelto en un
saco y lanzado al mar, en la boca del Morro.
El niño se llama José
María Andrés Fernando y es hijo del Coronel José María Lezama y Rodda y de Rosa
María Lima y Rosado. Se le conocerá años después como José Lezama Lima.
El Colegio es el San
Francisco de Paula, situado en Concordia 18. Lo dirige don Pablo Mimó. En sus
aulas también estudió el Coronel).
4 comentarios:
Ese León me recuerda al los leones que se encuentran en el Mercado Municipal de Capacho, estado Táchira...
Deben ser los mismos leones. La vivencia oblicua lezamina lo permite.
Saludos
Reiniciaré la lectura de Paradiso este año, vale la pena hacer el esfuerzo.
Algún día nos sentaremos a disfrutar un almuerzo lezamiano.
Abrazos.
Que honor, saber que un venezolano y a su vez tachirense le dió clases a tan gran escritor..saludos
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