domingo, noviembre 25, 2007

El niño peronista y el barroco


24-11-07:
Veo y oigo a Daniel Santoro, el pintor peronista. Se refiere con sorna inteligentísima al minimalismo de los sifrinos de Palermo Viejo, a quienes él llama “comedores de rúcula”, en alusión directa al mundo gourmet que por allí campea. Recusa Santoro el afán mimético de buena parte de nuestras culturas y afirma que los mexicanos nos llevan una ventaja considerable por haber inventado el sombrero grande, el sombrero antiminimalista que dio al traste “con los sombreros maricones de los europeos”. Acompaña sus palabras con los dibujos de los sombreros y confiesa que el equivalente argentino de esa creación mexicana es el peronismo.

“El exceso” y “Evita Perón” son reacciones contra la mesura artificial y contra el refinamiento. Eso dice Daniel Santoro, "el niño peronista". Podríamos agregarle –sin alterar el espíritu de su argumento- nombres más cercanos en el tiempo, pero dejémoslo así para no caer en la tentación de la analogía...

Entretanto, recordemos la idea de que el barroco americano es también una estrategia de resistencia cultural, como hace poco lo dijo Bolívar Echeverría en las páginas espléndidas de su Vuelta de Siglo.

¿Es barroco el peronismo? ¿Es barroco el sombrero mexicano? Creo que sí en ambos casos.

Y con seguridad es barroco Santoro en el bello discurso que me acaba de deparar Telesur.

1 comentario:

Martín dijo...

Charly dice que ya no le gusta Nueva York porque cada vez más se parece a Palermo, jaja.