sábado, noviembre 24, 2007

Pequeña confesión a la sordina...

Janio Quadros


1961. He llegado ya al zaguán de mi casa y puedo decir que me encuentro a salvo. Realmente no hallaba dónde esconder esto que siento. Todavía me asalta la sorpresa. Todavía tiemblo. Ella me abordó y no supe qué hacer. Llevaba días haciéndole ronda sin atreverme a hablarle. Hoy ella lo hizo y me sentí inerme, emplazado y descubierto. Se llama Gisela y es dueña del rostro y de los ojos que me cautivaron hace poco en la clínica donde operaron a mi padre. Tengo 11 años y soy un tonto que se llama Freddy.

2007. Ayer los padres de Anairene Asuaje asistieron a la inauguración de la biblioteca “Elisio Jiménez Sierra” en Guama. Después almorzaron en Colibrí. La madre de Anairene se llama Gisela Salazar y fue (y es), sin haberlo sabido nunca, la Gisela del párrafo anterior.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué fino! Desde que conozco a Martín -hace ya unos añitos - había escuchado de ese escrito que hasta hoy era inédito para mi madre.

qué bueno que el mini reencuentro lo rescató. Un recuerdo divertido, sin dejar de ser poético =)

...y la escirtura como que es genética porque 11 años son pocos, normalmente

Henry S. dijo...

Este post es sensacional

Martín dijo...

Hola papá, este es uno de los post más bonitos que he leido en mucho tiempo!

Anónimo dijo...

Envidia ha de sentir Beatriz Viterbo