domingo, abril 06, 2008

Lectura


Noche de lectura en mi casa de la 17. Me dejaba llevar por las palabras, sobre todo por aquellas que no entendía y que me iba diciendo a media voz. Esas palabras me iluminaban sin saber por qué. No importaba saberlo. Las leía en poemas que me siguieron gustando durante mucho tiempo. Eran poemas insomnes. Yo tomaba café y me internaba en la penumbra.

Después recuerdo un laberinto, un laberinto que leía en voz alta, ya en la mañana. Allí se hablaba de la muerte de Ariadna. Y a mí me gustaba Ariadna S, la distante Ariadna que vivía en la 18...

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