viernes, agosto 19, 2005

Trotski


Trotski

"Saludo al camarada Trotski, soberbiamente vivo y que verá de nuevo sonar su hora, saludo al vencedor y al gran sobreviviente de octubre, al teórico inmortal de la revolución permanente". (André Breton, 11-11-1938)

El 20 de agosto de 1940, cerca de las cinco de la tarde, Ramón Cordero Mercader entra a la casa de Coyoacán como Pedro por la suya. Ya se había ganado la confianza del camarada Trotski, a quien viene a entregarle un artículo para su revisión definitiva. Ambos pasan al despacho, silenciosamente fraternales. Cuando Trotski empieza a leer el artículo, sentado ante su mesa, Ramón Lobo Mercader no pierde ni un segundo para perforarle certeramente la cabeza leonada con un punzón. Trotski lucha en vano con el asesino.

El 21 de agosto, mientras agoniza en el hospital, Trotski recibe la visita de un joven de veinticinco años, que pudo ver las manchas de sangre y yodo en la barbita gris de su ídolo, como lo contará después en uno de sus libros estupendos. Ese joven se llama Saul Bellow. El mismo día, a las siete y veinticinco de la noche, muere León Trotski.

Han pasado 65 años.

P.D: Tomé la anécdota de Saul Bellow del libro de Martin Amis que he estado leyendo estos días. Por cierto, quiero informarle a Guy Monod o a su máscara, que Amis no desea que Trotski salga bien parado de sus páginas.

1 comentario:

Guy Monod dijo...

A Martín Amis le hago saber cortesmente que los revolucionarios son como el río Guaire: Mientras más mierda les echan más crecen.

Hasta la victoria siempre,
Guy "Paria de la Tierra" Monod