sábado, octubre 29, 2005

Trieste, solitario y final


Claudio Magris

29-10-05:

Pienso en Trieste. Quisiera ir a Trieste algún día.

Mi amigo Santiago Pol está ahora en Trieste. Lo envidio.

Con Miguel Barnet hablé de Trieste en París. También Miguel se encuentra en Trieste.

(“Hablar de Trieste en París”: título para un triste consuelo por no haber estado nunca en Trieste).

Confluencias en Trieste: Rilke, Svevo, Joyce, Saba, Valery Larbaud, Paul Morand, Mandiargues, Benjamin, Crowley, Man Ray, Egon Schiele, tantos otros.

Tras Trieste trovo tres trenos.

Para la tristeza, Trieste, solitario y final.

Trieste, centro del límite, lugar de todas las direcciones.

Claudio Magris tiene su alma en Trieste.

Claudio Magris padece de Trieste crónica.

Trieste habita toda la amable obra de Claudio Magris, príncipe de Trieste.

¿Podré escribir los versos más triestinos esta noche?


4 comentarios:

Henry S. dijo...

Me gusta mucho este post.

Un saludo

Anónimo dijo...

Gracias, Henry. Son muchos los homenajes literarios que Trieste nos permite hacer, hasta jugando con su nombre.

Ayer leí tu blog. Creo que Monod, Martín y tú, cada uno en lo suyo, van construyendo la verdadera novela neonachista. Quise decir: el manifiesto.

Un cálido abrazo

Anónimo dijo...

Claudio Magris y su danubio. Y su Trieste que es tuyo y río que permanece al irse. Me gustó mucho tu texto, y el recuerdo, más arriba, del poema de Marta Sosa. saludos

Anónimo dijo...

Yo también he pensado en un Trieste triste, como el mes de octubre . Es ese punto- geográfico y temporal-donde se acaba algo irremediablemente .El recodo donde finaliza toda posibilidad de avanzar. Ese recodo nos devuelve a nuestro origen -como si el origen fuera nuestra identidad-y no nos permite traspasar la frontera.Es llegar al lugar que te hará llorar.