domingo, noviembre 06, 2005

Diferencias sobre la biblioteca (que no es biblioteca)


La Biblioteca (que otros llaman el universo)

1. Seis de la mañana. Persiste en mí la imagen del vencejo en el poema de Joaquín Marta Sosa que leí anoche: el pájaro roza los árboles, se llena de agua y no se posa nunca.

Recuerdo vencejos en Antonio Machado, en Gimferrer, en Westphalen. Y en Serrat. Si mi biblioteca me lo permitiera buscaría en este momento el poema de Westphalen, pero no. No tengo biblioteca. Tengo “instalaciones de Piranesi” diseñadas por Carlos Zerpa para ilustrar el caos.

2. Miré los muros de libros de la biblioteca mía y desistí de buscar ese volumen de Pavese que tanto quería releer.

3. Arreglos en la biblioteca. Búsqueda infructuosa. Ahora que la biblioteca está más o menos ordenada me percato de que me faltan algunos libros. Bueno. Debo buscar un poco más, para poder darlos por desaparecidos. Con el desorden anterior no era posible apreciar si algún volumen se había esfumado. Una vez Calvino y sus propuestas para el nuevo milenio se me hicieron invisibles como las ciudades del mismo autor. Aparecieron un día, sin que las estuviera buscando. Eso espero que me ocurra ahora con Isaac Deustcher y sus libros sobre Trotski, con un volumen de poemas de José Kozer y con las memorias de Joan Perucho.

Minutos después de escrita la anterior anotación conseguí en la parte de atrás de un estante olvidado los libros de Deustcher. Van apareciendo los libros invisibles. Es cuestión de ir llamándolos con calma, en voz baja, con fe.

3 comentarios:

Guy Monod dijo...

Ni Google podría con tanto papel.

Henry S. dijo...

Coño... se me ha ocurrido que puede estar, tambien, por ahí dentro. Al fin y al cabo tambien ese manuscrito es invisible

Tecnorrante dijo...

Los objetos son sabios, Altazor, ¿ves lo que pasó con mi maleta?

Esos libros sabrán cuando aparecer