sábado, diciembre 30, 2006

Bajo tu clara sombra

Waterhouse. Ariadna

Me hizo feliz el hecho de que varios alumnos se hayan aprendido de memoria las palabras que la señora Rialta le dijo a José Cemí cuando regresaba del peligro: “Mientras esperaba tu regreso, pensaba en tu padre y pensaba en ti, rezaba el rosario y me decía: ¿Qué le diré a mi hijo cuando regrese de ese peligro? El paso de cada cuenta del rosario era el ruego de que una voluntad secreta te acompañase a lo largo de la vida, que siguieses un punto, una palabra, que tuvieses siempre una obsesión que te llevase siempre a buscar lo que se manifiesta y lo que se oculta...”.

Me alegró que la lectura de unos versos de Sánchez Rosillo haya provocado por unos instantes la particular epifanía de la belleza. En esos versos el poeta de Murcia se convierte en César Franck y confiesa su amor secreto por la bella Augusta Holmes, señora tentación del siglo XIX.

Celebré que mis alumnos asistieran al momento en que Octavio Paz escribió su carta a la desconocida, y que estuvieran ahí, cuando el poeta cortó unas flores, y que lo siguieran cuando se llevó la carta y las flores, que finalmente dejó, furtivo, en una casa extraña y solitaria.

Celebro ahora la alegría que todos sentimos cuando comprobamos que la carta de Octavio Paz llegó a su destino y que la desconocida encarnó en una mujer, en La India, bajo la sombra sacra de un árbol nim.

Me asomo a la ventana de este cuarto de Martín Castillo Morales y miro árboles nim.

(FCC. Anotaciones después de clase)

viernes, diciembre 29, 2006

Todavía tenemos a Pavese

Cesare Pavese

Esto escribió Pavese en su diario el 29 de diciembre de 1949:

“¿Te ha dado envidia la fama americana de Vittorini? No. Yo no tengo prisa. Lo venceré con el tiempo. En el fondo, Vittorini ha sido la voz (anticipada –y esto es lo grande) del período clandestino –amores desnudos y vitales, abstractos furores que se encarnan, todos con misiones heroicas. Ha presentido la época y le ha dado su mito. Como D`Annuzio presintió la época `imperial` y la `civilización literaria` del ventennio. Ambos tienen y tuvieron madera de portavoz. Crearon un estilo de vida, de decir, de sentir, de hacer. Tú aspiras a un estilo de ser”.
Tres días después, el 1 de enero de 1950, Pavese hizo en su diario esta anotación:

“Roma es un corrillo de mozalbetes que esperan a que les limpien los zapatos.

Paseo matutino. Hermoso sol. Pero ¿dónde están las impresiones del 45-46? Recobré a duras penas algunos atisbos, pero nada nuevo.

Roma calla. Ni las piedras ni las plantas dicen gran cosa. Aquel invierno estupendo; bajo la claridad punzante, las bayas de Leucó. La historia de siempre. Hasta el dolor, el suicidio, constituían vida, estupor, tensión. En el fondo, en los grandes períodos has sentido siempre la tentación suicida. Te habías abandonado. Te habías despojado de la armadura. Eras un niño.

La idea del suicidio era una protesta de vida. ¡Qué muerte no querer ya morir!”


El 27 de agosto de ese año, 1950, Cesare Pavese se instaló en la habitación 49 (tercer piso) del Hotel Roma de Turín e ingirió la cantidad suficiente de barbitúricos para que viniera la muerte y tuviera sus ojos.
Hoy, leyendo un estupendo ensayo en el que Pavese habla de socialismo y cultura, recordé de pronto al poeta Acevedo. Un día, Angel Eduardo, ante la queja de que en Venezuela no había novelistas, deslizó esta frase indeleble: "Para qué esa quejadera si tenemos a Pavese".
¡Y todavía tenemos a Pavese!

miércoles, diciembre 27, 2006

Puig Antich y el necesario desolvido




26-12-06: Día de San Esteban. La mañana está fresca.

Acabo de leer en la edición digital de El País una noticia que me trajo el recuerdo de una mañana nublada del año 74 en Barcelona. Sería el mes de marzo. No lo preciso en este momento. Lo cierto es que era sábado y caminando por las Ramblas me enteré de que habían ejecutado a Puig Antich. Compré el periódico en el que venía la noticia. Yo había seguido el caso por la prensa y me temía el fatal desenlace. Sabía que iba a indignarme mucho. Y así fue. Me fui a la casa y escribí de inmediato una nota que titulé “España urgente”. La envié poco después al diario Punto en Venezuela, firmada con un pseudónimo: Héctor Hernández. El breve artículo fue publicado a los pocos días. Creo que comenzaba diciendo que "los verdugos oficiales de España vuelven a tener trabajo" y que uno de ellos había llegado el viernes a Barcelona para accionar el “garrote vil” contra un joven catalán a quien acusaban de haber dado muerte a un policía, cuando todo indicaba que Puig Antich había participado en un enfrentamiento y, por supuesto, se había defendido.

La noticia que me trajo hoy ese recuerdo refiere que las hermanas de Puig Antich han pedido de nuevo la revisión del juicio que condenó a muerte a Salvador. Tienen ya localizado a un testigo clave: el médico que le hizo la autopsia al policía. Al parecer, hay versiones contradictorias sobre esa muerte y es posible ahora conocer la verdad. ¡Albricias! Según las versiones de entonces, del arma empleada por Puig Antich salieron tres balas, pero el cuerpo del policía estaba “cosido a balazos”. ¿Quién le hizo los otros disparos? A pesar de todo eso, la nota de El País no es optimista. Y es que existe una tendencia -que parece tener peso en la alta magistratura- de no revisar sentencias del pasado, bajo el argumento hipócrita de que es necesario “olvidar”. Mejor dicho, de que es necesario dejarse embaucar por “el paquete chileno” (de algunos chilenos), conforme al cual lo sano es la “concertación”, no importando para nada las heridas abiertas en la familia de las víctimas, ni la verdad, ni la historia, ni, en fin, los seres humanos.

Sobre el caso de Puig Antich se hacen ahora películas. Espero que pronto también se haga justicia.

P.D: Hará unos cinco años, leyendo una de las novelas "menores" de Muñoz Molina (El dueño del secreto), también vino a mi memoria la mañana nublada que siguió a la ejecución de Puig Antich. En una de sus páginas el protagonista ve un periódico y se entera del vil garrotazo. Por un momento sentí que yo era ese personaje, aunque hubiera estado en Barcelona y no en Madrid, sitio donde Muñoz Molina desarrolla su historia.

martes, diciembre 26, 2006

Recordando a Alejo Carpentier


Alejo Carpentier nació un 26 de diciembre. Hoy estaría cumpliendo 102 años. En su reino del otro mundo debe ser aplaudido por lo que conquistó en éste.

En su memoria apuntemos hoy un párrafo inolvidable de su maravillosa novela haitiana:

“...la grandeza del hombre está precisamente en querer mejorar lo que es. En imponerse Tareas. En el Reino de los Cielos no hay grandeza que conquistar, puesto que allá todo es jerarquía establecida, incógnita despejada, existir sin término, imposibilidad de sacrificio, reposo y deleite. Por ello, agobiado de penas y de Tareas, hermoso dentro de su miseria, capaz de amar en medio de las plagas, el hombre sólo puede hallar su grandeza, su máxima medida en el Reino de este Mundo”.

El primero de enero de Octavio Paz

Octavio Paz un 31 de diciembre se propuso, como siempre, inventar el nuevo año desde la poesía. Y lo inventó. Esta es su apariencia:

PRIMERO DE ENERO

Las puertas del año se abren,
como las del lenguaje,
hacia lo desconocido.
Anoche me dijiste:
mañana
habrá que trazar unos signos,
dibujar un paisaje, tejer una trama
sobre la doble página
del papel y del día.
Mañana habrá que inventar,
de nuevo,
la realidad de este mundo.

Ya tarde abrí los ojos.
Por el segundo de un segundo
sentí lo que el azteca,
acechando
desde el peñón del promontorio,
por las rendijas de los horizontes,
el incierto regreso del tiempo.

No, el año había regresado.
Llenaba todo el cuarto
y casi lo palpaban mis miradas.
El tiempo, sin nuestra ayuda,
había puesto,
en un orden idéntico al de ayer,
casas en la calle vacía,
nieve sobre las casas,
silencio sobre la nieve.

Tú estabas a mi lado,
aún dormida.
El día te había inventado
pero tú no aceptabas todavía
tu invención en este día.
Quizá tampoco la mía.
Tú estabas en otro día.

Estabas a mi lado
y yo te veía, como nieve,
dormida entre las apariencias.
El tiempo sin nuestra ayuda,
inventa casas, calles, árboles,
mujeres dormidas.

Cuando abras los ojos
caminaremos, de nuevo,
entre las horas y sus invenciones
y al demorarnos en las apariencias
daremos fe del tiempo y sus conjugaciones.
Abriremos las puertas de este
día,
entraremos en lo desconocido.

OCTAVIO PAZ
(Arbol Adentro)

domingo, diciembre 24, 2006

Feliz navidad y un poema

Octavio Paz

Para todos mis amigos, para todos los lectores de este blog, una feliz navidad

y un poema de O.P.

HERMANDAD (Homenaje a Claudio Ptolomeo)

Soy hombre: duro poco
y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba:
las estrellas escriben.
Sin entender comprendo:
también soy escritura
y en este mismo instante
alguien me deletrea.

Octavio Paz

jueves, diciembre 21, 2006

¡Están tocando el manducumán!




16-12-06: Releo algunas páginas de El reino de este mundo. Asisto de nuevo al suicidio de Henri Christophe. El monarca, apopléjico, abandonado ya por su guardia personal, se pasea por el palacio apoyándose en las paredes que se le hacen inmensas y en los espaldares tristes y vacíos de las sillas. Está asistiendo a la ceremonia de su gran derrota. Para sorpresa y enojo de Christophe, lo que está sonando afuera es el “manducumán”, tocado por sus granaderos en un sorpresivo cambio de tercio.

En el alma sombría de Christophe retumba en este instante la más absoluta soledad. Bate su bicornio contra el suelo y se prepara para morir “de bruces en su propia sangre”.

Haití: un tabú permanente, un interdicto cultural, un castigo racista por la pesadilla que antaño le causaran a la “civilización” los esclavos rebeldes de Saint Domingue.

Haití: una palabra taína que significa “montañoso”.

Haití: una poderosa presencia de Africa, llena de reales maravillas, de belleza y sangre.

21-12-06: Soñé anoche que tenía una pesadilla y que le decía a Cuchi que me despertara. “Tengo una pesadilla, despiértame”. Así le decía y Cuchi no me escuchaba. Finalmente lo hizo y me desperté dentro del sueño. El sueño no se interrumpió. Seguí soñando. Soñaba esta vez que me explicaba el origen de la pesadilla y que se lo atribuía a una reciente lectura acerca del vodú. La frase de Henri Christophe en El reino de este mundo había sido el inicio de todo: “¡Están tocando el manducumán!”.

Me desperté y para seguir durmiendo sin más sobresaltos decidí no pensar más en Haití.

sábado, diciembre 16, 2006

jueves, diciembre 14, 2006

Buoninsegna


Duccio di Buoninsegna. Bodas de Caná

Se había levantado muy temprano esa mañana. Debía completar la escena, multiplicar el tiempo y el vino.

Ese día el príncipe de los pintores de Siena encontró el punto exacto de la serenidad.

miércoles, diciembre 13, 2006

Nostalgia del piantao


Piantao

La ciudad sin Laura hace un año.

La emoción de descubrir sus calles, sus tardecitas.

La foto de Martín. La guía de Maito.

Y la sonrisa de la señora tracia ante el piantao de Arenales (no se ve, pero se oye).

Hace un año, digo.

¡Cómo recordarse cuerdo en Buenos Aires!