sábado, junio 10, 2006

Acosta Bello y el "Pérez Bonalde"


No es Acosta Bello, pero se parece.
Es Paul Valéry.

Un excelente post del pájaro Guarandol (http://www.elpajaroguarandol.blogspot.com) me ha confirmado doce años después la versión que en su momento obtuve acerca del voto de Ida Vitale en el premio de poesía "Pérez Bonalde" de 1994.

Copio ahora una nota guara para mi amigo guarandol sobre el premio "Pérez Bonalde" en el que fue jurado la admirada poeta uruguaya:

"Revelo de entrada una limitación inevitable: sólo conozco versiones muy verosímiles y confiables, pero, al fin y al cabo, de segunda mano. Nos situaremos, entonces, en un tereno meramente especulativo, sobre el cual es pertinente formularse algunas interrogantes. ¿No es siempre útil proceder por tanteos dubitativos cuando se trata de materias rodeadas de incertidumbre? Creemos que acerca del Premio “Pérez Bonalde” correspondiente al presente año (1994), es legítimo plantearse las siguientes preguntas:

1. ¿Pesaron más razones extraliterarias que literarias en el veredicto? Si nos guíamos por el comentario que circuló en medios muy allegados al premio, conforme al cual el jurado consideró inconveniente premiar a un venezolano porque así se estaría debilitando su capacidad de convocatoria internacional (sería el segundo venezolano en sólo tres ediciones), es indudable que el fallo fue extraliterario. Si enlazamos el referido comentario con la lectura de la breve muestra hasta ahora publicada del libro ganador, la conclusión se robustece. Sólo por motivos no literarios textos así pudieron ser los elegidos.

Recuerdo en este momento un episodio contado por Carlos Barral en sus memorias, referido al premio Adonais, en una ocasión en que este famoso galardón español estuvo a punto de ser otorgado a un excelente poeta catalán llamado Jaime Ferrán. En una maniobra de última hora, por motivos que nada tenían que ver con la literatura, uno de los jueces recomendó premiar a un extranjero cuyo libro había sido previamente rechazado cuando la discusión se limitó a razones de orden poético. Ese extranjero fue finalmente el ganador. Era un venezolano. ¿Saben quién era ese venezolano? Era José Ramón Medina, precisamente el presidente del jurado que hace unos días otorgó el premio Pérez Bonalde a Roberto Fernández Retamar. Cosas del destino.

2. ¿Se premió a un autor a un libro? Si bien las bases de los concursos suelen ser claras, en muchas oportunidades el jurado no las respeta y termina premiando trayectorias, nombres o prestigios y no libros, cuando son éstos los concursantes. El premio Pérez Bonalde, de acuerdo con sus reglas, se debe conceder a un libro. Además de suscitar la duda que ya comenté acerca de la nacionalidad de los autores, surge esta otra: entre los extranjeros (en virtud de que los venezolanos, que, por cierto, eran más de cien, estaban en capitis diminutio), ¿se escogió un nombre o un libro? ¿No habría una obra estupenda de un poeta peruano, pero muy joven y desconocido? ¿Hubiera premiado el jurado un libro excelente de un joven poeta de Puerto Rico?...

Podríamos seguir especulando. Indicios muy sólidos nos señalan que la decisión de este importante concurso de poesía fue este año enteramente infeliz. Provocó, incluso, la noble reacción de protesta de uno de los miembros del jurado: la escritora uruguaya Ida Vitale. Ella votó por el libro de Arnaldo Acosta Bello. Ese voto, junto con el enviado por Juan Gelman, puso a competir un libro de poesía contra un nombre de poeta ¿o de funcionario? En todo caso, como finalmente va a resultar, si el jurado se equivocó, peor para el jurado. La poesía termina imponiéndose. La historia de los concursos literarios, como la de las antologías, está llena de esas imposturas. Al cabo, la poesía emerge. Los premios se olvidan."

(El Impulso, 11 de septiembre de 1994).

1 comentario:

el pajaro guarandol dijo...

Me siento muy honrado de que me menciones en este blog(s) rizomático y múltiple, el cual (los cuales) visito con frecuencia y entusiasmo.
Tuve la dicha de conocer al sereno rey gracias a la hospitalidad que te caracteriza. Una tarde, en una panaderia que Cuchi “aprobaba” me tomé un marrón claro grande con Acosta Bello, en la gratísima compañía de los residentes del Arca del Valle.
Por supuesto, cuando conocí a la señora del jardín de sílice recordé esa tarde y el fervor con el que hablabas de la poesia de tu amigo AB.
Y sí, ya sé que los premios premios son ( no lo dijo Shakespeare en una noche de verano?) pero celebré y celebro ahora contigo el recuerdo y la poesia de Acosta Bello. Un gran abrazo.