miércoles, junio 21, 2006

En el solsticio de verano una palabra respira


Stonehenge. Solsticio de verano

21-06-06:

Junio avanza a gran velocidad. Ya hoy es el solsticio de verano. Estos días he estado tan ocupado que no me he percatado de su paso. Ha habido calor. Ha habido frío. Ha llovido. Ha dejado de llover. He ido a Caracas muchas veces, incluso tres en una semana. He dado conferencias. He estado en la televisión. He ido a la radio. He participado en reuniones. He releído el poema de Sánchez Rosillo donde monologa César Franck. He escrito los artículos. He dado clases. No he leído mucho, pero he leído. He recordado versos de Darío y de Pepe Barroeta. He escuchado a Bárbara. He visto más a Luisana que a Martín. No he actualizado los blogs, pero tampoco los he abandonado del todo. He visto juegos de fútbol, pero más los he escuchado. He llegado cansado a la casa. Me he acostado tarde. Me he levantado temprano. Hoy, por ejemplo. Son las cuatro y veinte de la mañana. Hace media hora que estoy despierto. La diferencia con otras ocasiones es que hoy no tengo que viajar y puedo abrir este archivo y hacer esta nota y leer algún libro y recordar el último verano de mi juventud y esperar que amanezca y sentirme feliz porque el sol puede traerme una palabra para nombrar la inmensidad.

sábado, junio 17, 2006

Argentina tocada por la gracia




No podía fallar. El azar concurrente me permitió ver uno de los seis inolvidables goles.

Ya me había resignado a oír el juego durante mi viaje por carretera hacia Caracas. Eso hacía, sin modificar la rutina. Así, me detuve en el sitio de siempre a equipar la camioneta y a comerme una "reinapepiada".

Como era de esperarse, en la arepera había un televisor. Argentina ganaba 1 a cero. Me comí la "reina". Me tomé el café. Y estaba conforme porque había visto a Argentina dominando por completo el partido. Cuando iba a salir, le dije a Angel: "Espérate, este avance me parece interesante". Y fue ahí cuando el azar concurrente justificó su acción. No vi cualquiera de los seis memorables goles. Vi el más. Vi el plus. Vi el regalo. Vi los 26 toques. Vi a Román. Vi a Sorín. Y vi de nuevo a Sorín y vi de nuevo a Román. Y vi a Saviola y vi Cambiasso. Y vi a Crespo y nuevamente a Cambiasso. Vi el taco y vi el gol. Vi la perfección. Y grité.

Y ahora ando, como toda Argentina, tocado por la gracia.

domingo, junio 11, 2006

La Argentina de mis tormentos


Messi

La vieja frase que Cabrujas aplicaba al partido político de sus afectos, hoy me sirve para definir lo que estoy sintiendo desde ayer. Empezó el mundial para Argentina y empezó bien -lo reconozco-, pero también se iniciaron viento en popa mis sufrimientos. Y es que no podía ser de otra manera. ¡Qué es eso de seguir ganando un partido 2 a cero! Una Argentina que se respete debía agregarle angustia al espectáculo. Así, no sólo le era conveniente encajar un gol sino también dejar a Messi sentado en la banca durante los 90 minutos. Ibamos a ganar, sabíamos, pero que no fuese tan fácil, por supuesto. Había que cumplir el ritual del peligro.

No le basta a la selección argentina con estar -como le corresponde a su destino histórico- en el grupo de la muerte. Le es imprescindible transitar por situaciones difíciles en cada juego. Ya sus jugadores "número 12" estamos acostumbrados.

Pekerman, por favor, no nos hagas sufrir tanto y no dejes a Messi por fuera todo el tiempo.

Saludo hoy con alivio (hasta el viernes 16) a la Argentina de mis tormentos.

sábado, junio 10, 2006

Acosta Bello y el "Pérez Bonalde"


No es Acosta Bello, pero se parece.
Es Paul Valéry.

Un excelente post del pájaro Guarandol (http://www.elpajaroguarandol.blogspot.com) me ha confirmado doce años después la versión que en su momento obtuve acerca del voto de Ida Vitale en el premio de poesía "Pérez Bonalde" de 1994.

Copio ahora una nota guara para mi amigo guarandol sobre el premio "Pérez Bonalde" en el que fue jurado la admirada poeta uruguaya:

"Revelo de entrada una limitación inevitable: sólo conozco versiones muy verosímiles y confiables, pero, al fin y al cabo, de segunda mano. Nos situaremos, entonces, en un tereno meramente especulativo, sobre el cual es pertinente formularse algunas interrogantes. ¿No es siempre útil proceder por tanteos dubitativos cuando se trata de materias rodeadas de incertidumbre? Creemos que acerca del Premio “Pérez Bonalde” correspondiente al presente año (1994), es legítimo plantearse las siguientes preguntas:

1. ¿Pesaron más razones extraliterarias que literarias en el veredicto? Si nos guíamos por el comentario que circuló en medios muy allegados al premio, conforme al cual el jurado consideró inconveniente premiar a un venezolano porque así se estaría debilitando su capacidad de convocatoria internacional (sería el segundo venezolano en sólo tres ediciones), es indudable que el fallo fue extraliterario. Si enlazamos el referido comentario con la lectura de la breve muestra hasta ahora publicada del libro ganador, la conclusión se robustece. Sólo por motivos no literarios textos así pudieron ser los elegidos.

Recuerdo en este momento un episodio contado por Carlos Barral en sus memorias, referido al premio Adonais, en una ocasión en que este famoso galardón español estuvo a punto de ser otorgado a un excelente poeta catalán llamado Jaime Ferrán. En una maniobra de última hora, por motivos que nada tenían que ver con la literatura, uno de los jueces recomendó premiar a un extranjero cuyo libro había sido previamente rechazado cuando la discusión se limitó a razones de orden poético. Ese extranjero fue finalmente el ganador. Era un venezolano. ¿Saben quién era ese venezolano? Era José Ramón Medina, precisamente el presidente del jurado que hace unos días otorgó el premio Pérez Bonalde a Roberto Fernández Retamar. Cosas del destino.

2. ¿Se premió a un autor a un libro? Si bien las bases de los concursos suelen ser claras, en muchas oportunidades el jurado no las respeta y termina premiando trayectorias, nombres o prestigios y no libros, cuando son éstos los concursantes. El premio Pérez Bonalde, de acuerdo con sus reglas, se debe conceder a un libro. Además de suscitar la duda que ya comenté acerca de la nacionalidad de los autores, surge esta otra: entre los extranjeros (en virtud de que los venezolanos, que, por cierto, eran más de cien, estaban en capitis diminutio), ¿se escogió un nombre o un libro? ¿No habría una obra estupenda de un poeta peruano, pero muy joven y desconocido? ¿Hubiera premiado el jurado un libro excelente de un joven poeta de Puerto Rico?...

Podríamos seguir especulando. Indicios muy sólidos nos señalan que la decisión de este importante concurso de poesía fue este año enteramente infeliz. Provocó, incluso, la noble reacción de protesta de uno de los miembros del jurado: la escritora uruguaya Ida Vitale. Ella votó por el libro de Arnaldo Acosta Bello. Ese voto, junto con el enviado por Juan Gelman, puso a competir un libro de poesía contra un nombre de poeta ¿o de funcionario? En todo caso, como finalmente va a resultar, si el jurado se equivocó, peor para el jurado. La poesía termina imponiéndose. La historia de los concursos literarios, como la de las antologías, está llena de esas imposturas. Al cabo, la poesía emerge. Los premios se olvidan."

(El Impulso, 11 de septiembre de 1994).

jueves, junio 08, 2006

María Luisa Bombal


María Luisa Bombal

Si este blog no se llamara como se llama tal vez el presente post no hubiese aparecido. Resulta que hace unos minutos escribí en google el nombre de María Luisa Bombal. No sé muy bien por qué lo hice. Navegaba, me aburría, tecleaba sin rumbo y decidí usar el buscador de imágenes. El primer nombre que se me ocurrió fue el de la gran escritora chilena. Y entonces llegó ella con su foto y su testimonio autobiográfico diciéndome que había nacido el 8 de junio de 1910.

De nuevo el azar concurrente haciendo de las suyas: hoy, si el calendario no es una opinión, es 8 de junio y la Bombal estaría de cumpleaños.

Con este recuerdo inesperado acá se lo celebro.

jueves, junio 01, 2006

Susana Soca espera la noche


Susana Soca

Susana Soca sigue mirando con amor los dispersos colores de la tarde, como la recordó en un poema su amigo Borges. Allí Susana espera la noche para contemplar el unicornio.

Supe de su nombre cuando leí Juntacadáveres porque Onetti le dedicó esa novela. Sé poco más. Fundó una revista legendaria llamada La licorne (por la pequeña constelación, no por el animal fabuloso). Escribió poesía y ensayos. Murió en un accidente de aviación en 1959.

El soneto de Borges, incluido en El Hacedor, debe ser uno de los más bellos homenajes recibidos por esta uruguaya que encantó a Henri Michaux.

P.D: La dedicatoria de Onetti es espléndida, elocuente:

"Para Susana Soca:
Por ser la más pura forma de la piedad que he conocido; por su talento"